Hace algunos años, se vieron en la necesidad de convertirse en recicladores políticos, por lo que empezaron a hurgar entre la basura en busca de material que les permitiera construir la nave del triunfo.
Pero, hasta en el reciclaje hay categorías, pues van desde materiales que pueden tener valor, como el aluminio, baterías de auto y alambre de cobre, pero hay otro tipo de productos que no generan ganancias, pero que saben engañar hasta el ojo más avieso.
El peligro es que de reciclaje puede pasarse a la acumulación, este paso se dio de manera natural en Morena que aceptó el cascajo político, paga hoy las consecuencias.
Morena se convirtió en un partido acumulador, de manera compulsiva y desorganizada empezó a recibir en sus filas a militantes de otras organizaciones, sin importar antecedentes y lo peor es que ni siquiera los necesitaba.
Lo hizo a costa de sus militantes y simpatizantes que bien pudieron ocupar esos espacios, pues ganaban la elección en cualquier escenario. Se llenó de basura política y no es capaz de deshacerse de las sobras, lo que lo llevo a atrofiar su musculatura, con ello su capacidad de funcionar con normalidad.
Morena aceptó en sus filas a políticos inútiles, con poco valor, llenan espacios que no merecen, los convirtió en alcaldes, regidores y hasta diputados.
Quizá ya tienen una evaluación de todos los que llegaron a los puestos elección, pero también aquellos que arribaron a cargos en el servicio público estatal y federal.
Por esa acumulación, Morena paga las consecuencias en medio de denuncias por actos de corrupción, ineficacia y otras irregularidades que violan sus principios de no robar, no mentir y no traicionar.
Es momento de que Morena haga una recapitulación de sus movimientos y acciones realizadas en su afán de reciclar y acumular chatarra.
Por ejemplo, tenemos el caso del coordinador de delegaciones federales, LUIS LAURO REYES RODRÍGUEZ, el ex presidente municipal de Güemes quien fue subido a una posición que le quedó muy grande.
LUIS LAURO desde el principio demostró su ineptitud para manejar un cargo de gran importancia, donde se le abrieron espacios para crecer políticamente y placearlo, esperando convertirlo en un producto político rentable.
Lo peor es que fue reciclado a pesar de sus antecedentes de traición, pues no debe olvidarse que lanzó a su esposa como candidata del Movimiento Ciudadano, cuando Morena se negó a darle la candidatura a la reelección por los malos resultados que dio como edil de acuerdo a las encuestas que aplicó en el municipio.
Con todo y ello fue lanzado al cargo, olvidando a otros personajes de Morena, quienes pudieran realizar un papel más decoroso.
Otro que fue recogido de la basura, es el alcalde de Tula, RENÉ LARA CISNEROS, cuya fama de ladrón la presume por los cuatro costados, siendo capaz de robar a su propia familia.
El último acto de corrupción fue el cobro de una factura de cien mil pesos por la realización de un supuesto jaripeo el mero 31 de diciembre del 2024.
Es una actividad fantasma, pero si se cobraron los 100 mil pesos, como parte de esa bonita costumbre de RENÉ LARA de embolsarse hasta el último centavo.
No es la primera vez que es alcalde, RENÉ ya lo había sido por el PRI, pero cuando el partido se desmoronó, como muchas otro abandonó el barco y se unió a Morena, donde lo recibieron con los brazos abiertos y con la candidatura a la alcaldía.
La acumulación de basura no es buena, tarde o temprano termina oliendo mal.
Bueno, por hoy es todo.
Adiós y aguas con los patinazos…
POR JUAN ANTONIO MONTOYA BÁEZ
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