23 marzo, 2025

23 marzo, 2025

El sabotaje interno contra la Presidenta

A BARLOVENTO / TOMÁS BRIONES

Las senadoras y senadores de Morena, el Verde y el PT dejaron claro a quién le deben lealtad cuando aprobaron las iniciativas de la Presidenta Claudia Sheinbaum para eliminar el nepotismo electoral y la reelección, pero con una fecha que ya no le sirve al nuevo gobierno.

Días atrás comenté que la propuesta de Sheinbaum para acabar con estas prácticas había sido aprobada en comisiones del Senado y estaba perfilada para convertirse en la primera reforma constitucional de su gobierno.

Sin embargo, lo que parecía su primer gran logro en un régimen donde el compañero Andrés Manuel López Obrador le dejó «la mesa puesta y los platos servidos», terminó en un intento frustrado de consolidar la Cuarta Transformación en el país.

Desde el mismo oficialismo -senadoras y senadores de Morena, el Verde y el PT- boicotearon la iniciativa de la Presidenta. Ahí demostraron con quién son leales, políticamente hablando.

Aunque la aprobaron, los intereses facciosos del Partido Verde, fiel a su costumbre, se impusieron. Sus operadores negociaron con Morena para que la reforma no entrara en vigor cuando Sheinbaum lo había planeado.

De manera legítima, la Presidenta propuso que el fin del nepotismo electoral aplicara en la elección federal de 2027.

Durante los últimos años, esta práctica ha permitido que familias cercanas a la 4T acaparen candidaturas y cargos en distintos estados, como los Monreal en Zacatecas, los Salgado en Guerrero y los Gallardo en San Luis Potosí.

También los Guadiana y Moreira en Coahuila, los Ortiz y Peña Ortiz en Reynosa, los Velasco en Chiapas, los Alcalde en la Ciudad de México y muchos otros casos a nivel nacional.

Pero en la sesión del martes, las senadoras y senadores del bloque oficialista votaron a favor de las iniciativas y, al mismo tiempo, las inhabilitaron para 2027.

En su lugar, les dieron vigencia hasta 2030, cuando Sheinbaum ya estará de salida y la reforma servirá para dos cosas, como se dice coloquialmente.

Esta decisión es una mala señal para Morena, porque era la oportunidad de abrir espacios a nuevos cuadros, de demostrar que la llegada de expriistas y expanistas no ha contaminado al partido con las mismas prácticas de siempre.

También era un mensaje para la oposición, para los críticos de Sheinbaum y para la propia militancia: que la Presidenta tiene el poder de lograr consensos y sacar adelante su primera reforma, con un significado político enorme.

Pero no ocurrió así: Morena perdió la oportunidad de demostrar que no es igual que el PRI y el PAN, partidos a los que sigue acusando de ser responsables de todos los males del país, aunque hace más de seis años que ya no gobiernan.

También era la posibilidad de evitar que tribus internas—como las que hundieron al PRD—fracturen el movimiento fundado por el compañero Andrés Manuel, por ambiciones personales. Así como actúan los vulgares ambiciosos de poder, diría López Obrador.

Para Sheinbaum, esta reforma era crucial. Le habría permitido marcar su propio estilo, mostrar liderazgo y fortalecer la institucionalización de Morena como un partido moderno.

Sin embargo, quedó claro que el partido sigue su propia dinámica, con intereses que no siempre coinciden con los de la Presidenta.

Los Monreal, los Salgado, los Gallardo, los Yunes y otros grupos de poder con redes familiares en la administración pública cabildearon para sabotear la iniciativa desde dentro, para mantener las cosas igual. Sí, así como eran con el PRI.

Los defensores de esta decisión dirán que los tiempos han cambiado, que Morena no es igual al PRI y al PAN. Que el estilo de hacer política es distinto y otras cosas.

Pero en la práctica, donde se miden fuerzas y se demuestra liderazgo, la oposición ya tomó nota de que Sheinbaum no pudo controlar a su propio partido en su primer gran intento de reforma.

Esta era la oportunidad de disipar las dudas sobre su capacidad política y consolidar la autoridad presidencial dentro del movimiento.

También era un impulso para Morena y sus aliados, que habrían sumado credibilidad y distancia frente a las viejas estructuras de poder.

Pero no. Alguien -quizá en la cúpula del partido, en el Senado, en los gobiernos estatales o entre los leales al compañero Andrés Manuel- decidió que la reforma no era prioritaria y con ello, permitieron que el nepotismo y la reelección continúen al menos hasta 2030.

La consecuencia es clara: esposas, esposos, hermanos, primos e hijos podrán seguir heredando cargos sin restricciones.

No es una buena señal para un régimen que se autodenomina democrático, ni para un movimiento que aún no termina de consolidarse como un verdadero partido moderno.

Tampoco es bueno para la Presidenta, que quiso mostrar ganas de decirle a la oposición y a la sociedad que tiene ideas, criterio y voluntad propias, sin repetir instrucciones de alguien más.

Lástima. A ver si en lo que resta del sexenio se puede hacer algo al respecto.

EL VERDE, DE ALIADO A ADVERSARIO

A tomo con esto, en Morena ya se dieron cuenta de que su socio político el Partido Verde, no es confiable.

Ya lo sabían, ya tenían antecedentes de la volátil lealtad del Verde y aún así, lo cobijaron en su alianza, le hicieron ganar espacios y lo sobrevaloraron políticamente.

Vamos, en el colmo del absurdo, desde Palacio Nacional se dio el visto bueno para postular personajes que dañaron la imagen de Morena y de la Cautroté, como el caso de Eugenio “El Geño” Hernández Flores en Tamaulipas, durante la pasada elección federal.

Ahora, en el estado ya salieron la dirigentes morenistas Guadalupe Gómez y Rómulo Pérez a poner en su justa dimensión a los del Verde y a su presidenta Karen Castrejón, que exigían espacios no ganados en las urnas.

Desengañados, los morenistas ponen en su dimensión a los verdes y desestiman acusaciones contra el gobierno estatal por Castrejón y varios de sus compañeros del partido a nivel nacional.

La enseñanza es básica: No puedes confiar en quien hoy te acompaña y mañana te chantajea, metafóricamente hablando.

POR TOMÁS BRIONES
abarloventotam@gmail.com

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