El zócalo de la Ciudad de México volvió a ser el centro de la política nacional este domingo, cuando la presidenta Sheinbaum encabezó una concentración masiva.
Claudia utilizó el lugar que antaño sirvió de plataforma de proyección del compañero Andrés Manuel, para mandar un mensaje claro: la defensa de la soberanía nacional ante las presiones extranjeras, particularmente los nuevos aranceles anunciados por Donald Trump.
Sin embargo, más allá de los discursos sobre unidad y resistencia, la jornada dejó ver fisuras y señales que no pasaron desapercibidas.
Uno de los momentos más comentados fue la llegada de Sheinbaum al evento, porque marcó una tendencia que cada vez es más clara.
Mientras los asistentes coreaban su nombre, un grupo de figuras clave de Morena, en lugar de acercarse a la mandataria para mostrar respaldo justo antes de subir al estrado, prefirió tomarse una fotografía con Andrés Manuel «Andy» López Beltrán, el junior del expresidente.
Entre los protagonistas de esa imagen simbólica estaban Ricardo Monreal, Adán Augusto López Hernández y la presidenta de Morena, Luisa María Alcalde, así como el senador del Verde, Manuel Velasco Coello.
Es un hecho significativo, pues la política está llena de mensajes, y este, con la omisión de un saludo a Sheinbaum en uno de sus primeros grandes actos de masas como presidenta, resulta evidente: la lealtad de muchos dentro de Morena aún tiene otro eje.
Si algo quedó claro durante el sexenio pasado, fue que la construcción del liderazgo obradorista se cimentó en el contacto con la gente, con una proyección política que trascendía lo institucional.
Hoy, Sheinbaum busca replicar esa estrategia, con un zócalo lleno y un discurso que conecta con las bases, pero los vientos internos no soplan en su misma dirección.
La imagen de Monreal, Adán Augusto, Velasco y Alcalde con “Andy”, refuerza la percepción de que dentro del movimiento hay quienes ven en la figura de López Beltrán a un interlocutor con peso específico y el único de confianza plena que tiene el compañero Andrés Manuel.
Aun con esas señales, la presidenta se mantuvo firme en su mensaje y habló sobre la importancia de mantener la soberanía frente a la política exterior de Estados Unidos, especialmente ante la amenaza de Trump de imponer nuevos aranceles a productos mexicanos.
Este es un tema de alta sensibilidad, pues la economía nacional depende en gran parte del comercio con el vecino del norte, y cualquier medida proteccionista del vecino país golpea directamente a sectores productivos de nuestro país.
En este contexto, el evento en el zócalo sirvió también como plataforma para liderazgos estatales que buscan proyección en la nueva era de Morena.
Desde Tamaulipas, una delegación de morenistas se hizo presente en la concentración, marcando su adhesión al proyecto de Sheinbaum.
Claro, también apostando por figurar en un movimiento que, pese a la aparente continuidad, atraviesa por una reconfiguración interna.
Tal como sucedía con López Obrador, la política de movilización y presencia en eventos masivos sigue siendo un mecanismo clave para medir lealtades y demostrar fuerza.
Este acto, más allá de ser un cierre de filas en torno a la presidenta, deja entrever que la construcción del liderazgo de Sheinbaum aún enfrenta desafíos internos.
La sombra de López Obrador sigue presente, pero ahora con nuevos actores jugando en distintos tableros.
La fotografía de los morenistas con “Andy” no es un simple retrato: Es una señal de que, aunque Sheinbaum lleva las riendas del país, en el fondo, hay quienes siguen viendo en otra dirección.
No obstante, entre la gran mayoría de los morenistas, especialmente de quienes llegaron al poder como parte del equipo de Sheinbaum, la presidenta es quien tiene el liderazgo, por el simple hecho de estar al frente del Ejecutivo y de eso no hay duda alguna.
Obviamente, entre quienes ven a Claudia como la nueva estrella de la Cuatroté, ven muy mal la actitud de Monreal, Adán Augusto, Luisa María y Velasco, al preferir darle mayor atención al junior de López Obrador que a la presidenta, quien es la nueva jefa del proyecto transformador del que dicen formar parte.
Para ellos, para los que confían en la presidenta, el liderazgo es de Claudia y no hay dudas acerca de eso, como muchos lo podrían pensar al ver el desaire de esa élite morelista a la presidenta.
Inclusive, hay quienes dentro de los que se dicen de izquierda y le tienen un respeto reverencial a Sheinbaum aún por encima del que por descontado le otorgan al compañero Andrés Manuel.
Ellos ya hacen sus vaticinios y afirman que antes de terminar el sexenio Claudia les cobrará esa afrenta que la exhibió en público como una figura débil.
Como sea, dicen los que saben de política que la forma es fondo y lo que se vio ayer sí fue una presidenta confiada, contenta de llenar el zócalo y ser la nueva figura de referencia en la Cuatroté, a pesar de que los incondicionales de López Obrador se resistan a admitir eso.
Por. Tomás Briones
abarloventotam@gmail.com