TAMPICO, TAM.- El oficio de afilador es uno de los más antiguos y en su momento fue uno de los más demandados por la población.
Escuchar el sonido característico de la flauta que hace sonar el encargado de sacarle filo a cuchillos, tijeras y demás, obligaba a muchas amas de casa a salir para solicitar sus servicios.
Hasta hace 30 años, eran varios los personajes que realizaban esa función en las diferentes colonias del sur de Tamaulipas.
En la actualidad, se puede afirmar que es un oficio en vías de extinción.
Son escasas las personas que ofrecen sus servicios para darle nueva vida a cuchillos y otros instrumentos de corte.
Uno de ellos es Don Refugio Pérez quien se ha dedicado a esa actividad durante 40 años.
El hombre de la tercera edad carga diariamente con su rueda de bicicleta y su esmeril, recorriendo casas y negocios.
Pese a ello, dejó en claro que es feliz haciendo esa labor.
«Soy el hombre más feliz, en este planeta tierra no hay otro hombre más feliz que yo», aseguró.
Con frecuencia, se le puede ver afilando cuchillos en la esquina de las calles Benito Juárez con Álvaro Obregón.
Y aunque reconoce que ese oficio es uno de los más antiguos, precisó que es necesario.
«Este oficio es de los más viejitos, son de los que Cristo enseñó, a pescar, es un oficio necesario porque el ser humano tenía que pescar y arregla sus herramientas para poder sobrevivir, aquí la llevamos, nos vamos a ir y ahí se quedó», explicó.
En las casas de Tampico, las personas aún solicitan sus servicios.
En un solo domicilio, le llegan a encargar hasta 20 cuchillos para afilar.
«Sí hay trabajo, hay días que no, es como cualquier negocio, a veces no le hallas nada pero la llevamos al pasito, que salga para los frijolitos nada más», destacó.
Señaló que en negocios como carnicerías también le piden que mejore algunas de sus herramientas de trabajo.
A Don Cuco no lo detienen las altas temperaturas que se han registrado en la zona desde hace varias semanas.
«Llueve o truene tienes que comer, el trabajo es el mismo, nada más te defiendes un ratito del agua y síguele para adelante, igual en la sombrita con el calor», detalló.
Con una muy buena actitud, Don Cuco sigue adelante con ese trabajo que podría extinguirse en estos tiempos modernos.
POR BENIGNO SOLÍS