CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- Un intenso sistema de tormentas, azotó ayer una buena parte del centro de Tamaulipas y otras regiones más con una sorprendente fuerza en zonas donde más se necesitaban.
De acuerdo con datos de Meteorología Tamaulipas, durante la jornada de ayer se registraron importantes acumulados de precipitación, sobre todo en el norte y centro del estado, superando los 100 milímetros en algunas localidades.
El mayor registro se dio en Cerro El Hongo, en el municipio de San Carlos, donde cayeron 127.1 milímetros, seguido de cerca por la comunidad de Benito Juárez, en la misma demarcación, con 114.3 mm.
En la capital del estado, Ciudad Victoria, la lluvia también fue significativa, alcanzando los 99.1 mm, lo que representa un respiro importante frente a la sequía que ha afectado la región durante los últimos meses.
Otros puntos que reportaron buenos niveles de precipitación incluyen Plan de Ayala, en San Luis Motosí, con 83.8 mm; Xicoténcatl, con 71.2 mm; y El Mulato, en el municipio de Burgos, con 68.5 mm.
Las precipitaciones también beneficiaron a municipios costeros como Aldama (54.6 mm) y Soto La Marina (53.3 mm), así como al norte del estado, donde Matamoros acumuló 48.2 mm.
En contraste, municipios como San Fernando (16.3 mm), El Mante (12.5 mm), Reynosa (10.7 mm), González (6.4 mm) y Nuevo Laredo (4.6 mm) registraron lluvias más ligeras, aunque igualmente valiosas dada la prolongada escasez de agua.
La tendencia continúa siendo favorable
Meteorología Tamaulipas anticipa que las lluvias persistirán en los próximos días, lo que podría contribuir significativamente a la recuperación de mantos acuíferos, presas y zonas agrícolas.
“Llueve donde sí es necesario”,. expuso la agencia informativa en sus redes sociales, calificando el fenómeno como una “bendita y benéfica lluvia”.
La ciudadanía y sectores productivos, especialmente el agropecuario, reciben con alivio este cambio en las condiciones climáticas, esperando que las precipitaciones se mantengan de forma moderada para evitar afectaciones mayores por encharcamientos o deslaves.
Por Antonio H. Mandujano