En el viejo régimen político mexicano, una frase de Jesús Reyes Heroles marcaba el rumbo: la forma es fondo. Era una advertencia para contener el futurismo.
Repetitiva y acalambrante fue la frase de Fidel Velázquez, líder histórico de la CTM: el que se mueve no sale en la foto.
La consigna no solo aplicaba en la sucesión presidencial, también se imponía en la designación de candidatos a gobernador en los estados dominados por el PRI.
La llegada del PAN al poder no modificó esa lógica pero ni Vicente Fox ni Felipe Calderón lograron imponer a sus sucesores, y terminó así la etapa de la derecha empoderada.
Con el regreso del PRI a Los Pinos en 2012, Enrique Peña Nieto asumió el mando en un contexto distinto. Entonces comenzó la declinación definitiva del priismo.
La irrupción de Andrés Manuel López Obrador transformó el mapa político. La debacle de los partidos tradicionales trasladó el poder de decisión al liderazgo mesiánico del tabasqueño.
Desde ahí nació un movimiento heterogéneo y complejo: Morena. Más que un partido, se convirtió en la arena donde se define el futuro político de vastas regiones del país.
Por esa razón, la política no tiene espacios de reposo. Ahora mismo, en Tamaulipas, con las reglas del juego que marcan la autoridad estatal y federal, hay personajes que se mueven en el escenario con la mira puesta en el 2028.
Una versión generalizada, con un fuerte sustento en la lógica del poder, perfila que la gubernatura está destinada a una mujer. Con esa intención trabajan intensamente la alcaldesa de Nuevo Laredo, Carmen Lilia Cantú Rosas, y la senadora originaria de Tampico, Olga Sosa.
Todo indica que, tras la elección en el Poder Judicial —que seguramente quedará en manos de Tania Contreras—, se agrega otra figura a una competencia por un proceso aún lejano.
Habrá que ver quién tiene mayor capacidad de resistencia, quién logra permear mejor en el ánimo ciudadano y cómo se acomodan las piezas en la reconfiguración de las redes de poder que está en marcha tras la llegada de Claudia Sheinbaum y el fortalecimiento del gobierno de Américo Villarreal Anaya.
No es fácil participar en la competencia de pronósticos. Muchas cosas pueden pasar, y hay figuras políticas que se mueven en los entresijos del poder estatal, que quizá no aguanten el maratón de resistencia que se acentúa a medida que la presidenta afianza su liderazgo.
Por lo pronto, la vida continúa, y lo único que queda es esperar que cualquier decisión se tome en función de los intereses ciudadanos.
Que siga, mientras tanto, el desplazamiento de quienes acarician sueños de poder, las especulación de los politólogos y en las redes sociales el despliegue de fake news y los ejércitos de bots y cuentas falsas que generan falsos seguidores e información sesgada.
Por. Pedro Alfonso García




