Las “roba-maridos no existen. Lo que sí existen son hombres que deciden ser infieles. Cuando se dice que una mujer es una “roba-maridos” no es solo una frase de pasillo o una ocurrencia malintencionada, es una forma de violencia simbólica en contra de las mujeres que refuerza una cultura machista que trata a los hombres como si fueran niños inocentes que son víctimas de mujeres malvadas que los arrebatan de sus hogares. Un caso a punto de Alerta AMBER; suena absurdo ¿verdad?
Estos discursos, además de absurdos son narrativas profundamente injustas. Los hombres, como cualquier persona adulta, tienen capacidad de agencia, voluntad y responsabilidad. Si se van, es porque así lo decidieron. Los maridos no son objetos que alguien puede “robar”; son personas adultas con capacidad para elegir si respetan o no su compromiso con su esposa. Echarle la culpa a “la otra” es una forma de evadir la responsabilidad del marido.
Sin embargo, esta idea sigue vivita y coleando en el discurso público. Basta ver lo que ha pasado con Ángela Aguilar desde que se hizo pública su relación con Christian Nodal. No faltaron quienes la acusaron de haberse “metido” en una relación, de “romper una familia”, de “quitarle el hombre” a Cazzu. Como si él no tuviera nada que ver. Como si ella fuera la única responsable de una historia que, claramente, se construyó entre dos.
Y, ahora, con la serie “Sin querer queriendo” al aire, la que está en el centro de los ataques es Florinda Meza, que durante años ha sido señalada como la culpable de que Roberto Gómez Bolaños, Chespirito, se separara de su esposa. A ella se le etiquetó como oportunista, como la que “se interpuso”, mientras que, a Chespirito, con todo y su decisión consciente, rara vez se le exigió una explicación o ¿es que fue sin querer queriendo?
Lo más grave es que este tipo de narrativas refuerzan estereotipos machistas que nos han enseñado a competir unas contra otras. Se nos dice que debemos desconfiar entre nosotras, cuidar al hombre como si fuera un trofeo y ver a otras mujeres como enemigas. Porque, hay que decirlo sin rodeos: los hombres no se roban, se van porque quieren irse.
Seguir usando expresiones como “le bajó al marido” o “se lo quitó” es una manera de absolver a los hombres de su papel activo en la infidelidad o en el rompimiento de una relación. Es perpetuar un relato machista donde ellos siempre son víctimas de la tentación, y ellas, las eternas culpables.
Ángela Aguilar no es una roba-novios. Florinda Meza no destruyó un matrimonio. Lo que hay en ambas historias son afectos, decisiones personales y, probablemente, también contradicciones humanas, como en cualquier otro conflicto de pareja.
No se trata de idealizar a nadie, ni de decir que todas las decisiones son correctas. Se trata de repartir las responsabilidades con justicia. Porque, si queremos vivir en un mundo más justo para todas, tenemos que desmotar mitos machistas como el de la “roba-maridos” y empezar a contar historias donde las mujeres no carguen con culpas que no son suyas.
¿Usted qué opina?
POR NOHEMI ARGÜELLO SOSA