La risa poderosa de la muchacha se escucha en toda la cuadra. Un tío lleva toda la vida riendo. Los niños se alborotan y corren riendo. La alegría invade los puertos donde hubo tristeza, seca el llanto de puertas abiertas y pasa la gente por la calle y pasa el viento fuerte. Y pasa el tiempo justo en ese momento.
Las risas escolarizadas se pierden en vacaciones. Pasan muy rápido dicen los niños. Pasa uno por esos inmensos teatros de escuelas primarias y no hay nada. Ni fantasmas. Abajo de los huertos está la risa, es la misma, un poco más fuerte y sincera de todas las épocas. El viento hace volar por el aire la risillas constantes, las pequeñas vocecillas. El suelo arrastra dulces, chicles, palillos y huesos de Tamarindo de los últimos años.
Saraí nunca dejó de sonreír hasta la fecha. Sonreía de alegría y además se burlaba. Las sonrisas se dividieron cada quien du aporte: uka sonrisa sincera sella un buen trato, encanta a uja chica o es envidiada. La risa no es absoluta, a veces lloras riendo, sueltas la carcajada contenida desde muchos días y va y pega en espera de una respuesta.
Aparece una sonrisa y sorprende a todos los sujetos con rostro serio, pensativos e inmóviles. Pasa un señor en su todavía bicicleta Búfalo y da vuelta. Muchos dan vuelta por la calle oscura. Por allá no es señores, para allá no va este relato.
La sonrisa aparece en el centro de una gran trifulca y hace reír a quienes la escucha, ¿Quién se está riendo? , este es un asunto serio. La sonrisa cura todos los males y nos mantiene agradables.
Una carcajada espontánea rompe el silencio durante un discurso. La multitud comienza a sonreír y en segundo las carcajadas invaden el lugar que poco a poco cada uno de los sonriente guarda en una bolsa de plástico lo que pudiera ser pedazos de risas, pegados a noticiarios, palenques y comediantes locales.
Tengo tatuado en el rostro un par de gorriones. Un dulce de menta esta siendo triturado por la boca. Los labios trabajan y ríen. En ese lugar conviven ambos. Con distintos prototipos. Voy sonriendo por la ciudad y no estoy loco, habemos unos cuantos que hablamos solos. Y también reímos. Una sonrisa persigue a la otra y si se pierden una persigue a la otra y jamás la encuentra qué triste, pero la Ópera tiene que continuar.
La escena multicolor se lleva a cabo en el barrio de los labios. Hay inaudibles estallidos a partir de una sonrisa, el sonriente de pronto no puede detenerse. Como un tráiler bajando la sierra sin frenos se estrella. En poco, las risas continúan y salen a la calle hasta la hora en que poco a poco termina el carnaval.
Las olas del mar sonríen cuando no las ve nadie. La naturaleza nos sonríe en todas sus manifestaciones. Bajan las escaleras las risas más bonitas, en el patio se confiesa la última. Sobre la mesa las caritas sonrientes, los emogi alegres, la casa es una feria con rueda de la fortuna y toda la cosa. Si abres un libro se abre una sonrisa, abajo de la mesa ríe un chiquillo, atrás del tiempo dentro de 20 años están todos en una foto muy serios.
Quien finge una sonrisa puede llevar oscuras intenciones, la risa nerviosa delata al culpable, la risa se contagia y a veces no se sabe quien empezó todo esto. Si no fuera porque a veces se anda uno riendo solo como loco creería que estoy cuerdo.
¡Ay! ¡Cuántas veces al reír se llora! ¡Nadie en lo alegre de la risa fíe, porque en los seres que el dolor devora, el alma gime cuando el rostro ríe!
Dijo el Gran Garrick, en el poema » Reír llorando» de Juan de Dios Pesa.
HASTA PRONTO
Por Rigoberto Hernández Guevara




