Las cartas de amor son ridículas, sobre todo para el lector sobrado de esta historia. La imaginación envuelve los cristales del papel y se puede leer fácilmente. El enamorado no piensa, es solo otro que prevalece. Entonces se escriben o más bien se escribían cartas que tardaban 6 meses para llegar a casa. Mismas cartas hoy tienen como 80 años en su cajón guardadas y hay dos fotos pequeñas y más cartas de cuando el viejo andaba para Georgia.
Correteado por un perro, el cartero ya había visto mil veces aquel gesto de inmensa alegría. El escenario triste cuando no había carta. Pero esta vez el destinatario era muy claro, la carta era para ella. El cartero sabía que en momentos como este uno estorba. Sabía que ella tenía meses esperando aquella carta más que a cualquier persona que hubiese en el mundo. Y él también la había estado esperando, nomas de concha, deseaba saber el final de esta historia.
La carta dice: espero que estés bien. Después de un breve saludo paso a decirte lo siguiente: «Primo, si puedes entrar a la casa, saca las revistas de Kaliman, del rayo de plata. Y las clavas. Recordé que deje 10 varos en la mesita del buró» .
Hay vestigios de cartas que cambiaron el ritmo socio político de la colonia Moderna y nadie se dio cuenta, otras cartas detuvieron un ejército que avanzaba a una trampa. Hice una carta, puse dibujos que según yo me quedaron con madre, le eché estilo clásico, le dije que la quería. Puse que los días eran de agua sin ella. Compré dos estampillas, las deposité en el correo y me dejó en visto. Afuera ladra un perro.
Los escribas de cartas tenían mucho estilo, asi como Don Miguel de Cervantes Saavedra. Te enseñabas a escribir en los ejercicios literarios, notables letras de don Manuel Menéndez y Pelayo. Había estilo para hacer creíble una catilinaria. Un estilo amoroso convencía a la muchacha que había imaginado un mundo.
Antes de una carta aparece el recado que se edita de manera diferente. Ahí se hace una lista, se narra otra suceso para distraer el futuro y no interrumpir el partido de fútbol. Luego se hace un documento, una constancia, una carta notariada, un kilo de manteca, dos cartones de huevo y medio de jamón. En otra parte el mismo documento contiene una demanda multimillonaria. Unos la ocupan para un acta de nacimiento, un reconocimiento, un certificado de primaria, el último hará un avioncito de papel.
La carta es de un soldado para su esposa. No podía escribir debido al fuego cruzado, ¿cómo está el niño?, bien, ya va a cumplir dos años. Bueno más tarde te escribo de nuevo, acá ya empezaron los pelotazos, apenas iba a ir por unos cigarros sueltos.
Los novios que a distancia se escriben a diario, tienen un inigualable talento. Se dice fácil y no lo es. El vato antes de escribir la carta hace un borrador. De ahí obtiene una realidad alterna que ella imaginará de otra manera y con el tiempo fue una sola carta y no la llevaron al servicio postal porque no se pusieron de acuerdo y pasaron los años y qué gacho.
Un tiempo, antes de que todo esto se llenara de repartidores, los carteros andaban a pata y después en bicicleta, sé que hoy traen carro, bici y moto. Ojalá hubieran muchos escribiendo cartas de amor, ridículas y cursis. Cartas y la pretensión del amor imposible, a la despedida para siempre, al amor entre un rico y una mujer pobre, al amor del amor.
La carta de amor se escribe al filo de obsidiana, con un machete en la mano por si un ataque narcisista. Al borde del precipicio siente en la cara el frío viento que envuelve el viaje. Se escribe por la madrugada, sin pretextos sin engaños, con todas las risas, todos los abrazos acumulados durante la vida, quedo de ti atentamente. Y te quedas callado un buen rato. Ya chingao, que así se vaya. Antes de esta semana ya habías escrito otras con lo mismo.
HASTA PRONTO




