Ya es octubre y ahí la llevamos. «Con permiso señor, señora, llevo prisa, voy por unas hojas para tamales», sólo en México. Sin luchar en contra de eso es octubre, luego noviembre y con diciembre se nos va otro año de las manos. «¡Qué rápido pasa el tiempo!» dijo una señora hace tiempo, no sé cuántos años.
En el calendario gregoriano, octubre es el décimo y antepenúltimo mes del año y tiene 31 días. Su nombre deriva de haber sido el octavo mes del calendario romano. Según la Real Academia, «octubre» es la forma preferida en el uso culto, mientras que «otubre» está en desuso, aunque no se considera incorrecto. La palabra octubre proviene del latín, idioma en el que significa «ocho meses». A pesar de ser el décimo mes en la actualidad gracias a la aportación del calendario juliano.
En octubre llueve si hay feria en Victoria; si no hay feria se suspende la lluvia. Y yo que ya iba a vender mis impermeables de 10 pesos, pásele señor, señora y llévese este y este otro, es más ya no quiero nada llévese estos tres y no le diga a nadie. Tampoco se emocione señora, si no es romance. Ya vi la ciudad metida en otra con sus luces amarillas, sus juegos mecánicos que si el martillo, la montaña rusa, el tío vivo de los chiquillos.
También, como todos los meses, octubre es el mes esperado por muchos y también el que nervioso se espera que aún no llegue. Son 31 días los de octubre como quien dice para dar vuelo a la hilacha. Para dar vueltas en Ia cama, para atorarle a la chamba, para no hacer nada si no es mucha molestia.
Uno piensa en octubre y lo relaciona con la luna. No es solamente el brillo de la luna de octubre, que de verdad es la más bella, sino a la vez es el mes de los festivales. El mes que se espera para llevar a la morrita a la feria, sin que se resista y ella ha invitado a toda la tribu y hasta una señora que conoció en la tienda.
Pronto en plazas y recintos comenzarán los festivales que desenvocan en el Festival cultural de la costa del seno mexicano. Es un mes que hay para celebrar el informe del gobernador de Tamaulipas Américo Villarreal Anaya. Octubre desde una loma tiene el amanecer detrás de una planta de durazno.
Estoy aquí, y como dice la raza: ¡sorpréndeme octubre! Tengo todo preparado, me he preparado como para un viaje a la luna y podría llegar a Marte. Pero no me contestes, deja que salga la luna, deja que se meta el sol. Estoy en el café de tus tardes, veo la intimidad provocativa, la lucha de mis ojos, la noche cae por fin detrás de un anuncio luminoso.
En octubre el calendario se llena de celebraciones entre las que destaca la llegada de Cristóbal Colón a América. En octubre se fundó la organización de las naciones unidas, que para evitar conflictos ha servido para todo menos para eso. Octubre es un mes cívico y serio, lleno de serpentinas y juegos multicolores, un mundo de ferias y ruedas de la fortuna, ojalá no llueva. Mejor no la invoco.
En octubre se arma porque se arma. Lo escribí para que no ocurra lo de costumbre, que el tiempo se va sin decir adiós. Hoy estás aquí, mañana quien sabe, y si supieras te irías de inmediato, en menos de lo que canta un gallo. Pero estas aquí y es lo que cuenta.
Es un mes en que de pronto se nota diciembre, a veces fresco, otras todavía en verano, como si el otoño ofreciera un bazar del paraíso y del otro lado antes del invierno. De repente empiezan a salir las botas del cavernario en el último grito de la moda con cualquier fresquesillo. En los patios hay señores sin camisa con una Tecate en Ia mano. Enojado porque perdió México con Brasil; lo que para mi es bastante lógico, no lo es para él. Mejor saque la cheve señor. No tiene nada que ver pero ya qué.
HASTA PRONTO




