La disminución de remesas provenientes de Estados Unidos ha impactado la economía de las familias de Tamaulipas, quienes en definitiva, hay semanas en que sus familiares en el vecino país del norte no trabajan.
En el semestre enero-junio del presente año, las remesas disminuyeron entre un 4 y un 13 por ciento en números cerrados comparado con el mismo periodo del 2023 y 2024. La causa es simple, los mexicanos en Estados Unidos no están saliendo a trabajar con normalidad , debido al miedo a las deportaciones pues actualmente y según la declaración de los mexicanos, “los están deportando por cualquier cosa”.
Mientras el temor crece y muchos mexicanos permanecen encerrados para salvarse de las deportaciones, en México la situación se resiente. El Mante, es un municipio que en promedio, ha recibido cada año del último lustro entre 50 y 60 millones de dólares al año
Sin embargo y a pesar de que el sostén de muchas familias, a últimas fechas la situación no ha sido fácil. Al jefe de quien llamaremos “Rubén” lo acaban de deportar y aunque por el momento parece ser que le irá mejor, la realidad es que el miedo lo ha paralizado. De oficio albañil aprendido en Estados Unidos, narra que por momentos, su futuro pinta mejor pero la amenaza de la deportación que está latente, finalmente lo tiene asustado.
“Ahora que mi jefe fue deportado, yo hago muchas de las cosas que él hacía y he comenzado a ganar más, pero el problema es que por el temor de las deportaciones a veces no trabajamos, nos tenemos que quedar encerrados”, afirma. Rubén vive Teennesse, en un lugar hasta donde hace algunos meses la policía migratoria no había llegado, pero hace casi dos meses, sintió por primera vez el miedo de las deportaciones.
“Yo iba camino al trabajo pero antes de salir me regresé por unas cosas que se me habían olvidado y esos cinco minutos que perdí, me salvaron del ICE, si llego a tiempo al jale me hubieran encontrado y ya estaría en México”, afirma. Esto, lo obligó a dejar de trabajar algunos días ante el temor de ser arrestado y eso, impactó a su familia en México.
Su madre, que no depende directamente de las remesas pero que le sirven como un gran apoyo, asegura que debido a la falta de trabajo hubo semanas o quincenas sin recibir recursos. “A mi me manda a veces 2,500, a veces 3,000 por quincena, porque yo trabajo, claro que es una gran ayuda pero por ejemplo el mes pasado una quincena no me mandó, porque no la trabajó completa, es más creo que solo trabajó como cinco días y pues se quedó con lo que sacó para pagar la renta que me dice que ya se la subieron, los servicios y su comida”, afirma.
Al contar con su trabajo, Erika asegura que los momentos en que no le llega el envío de Estados Unidos, no tiene otra mas que aguantarse.
“Yo como le digo, afortunadamente tengo mi trabajo, pero claro que ese dinero me hace falta, para comprar más mandado, para pagar algún recibo de luz, para lo que sea pero nos desequilibra el no recibirlo”, afirma. Asegura sin embargo, que su hijo ahora que ha asumido el trabajo que tenía su patrón deportado, espera que le vaya mucho mejor aunque afirma que el miedo a la deportación, hará que la historia se repita muchas veces.
“Pues me refiero a que en cualquier rato otra vez no va a poder salir a trabajar, se va a tener que quedar encerrado y tanto él como yo vamos a tener que estirar el dinero, porque definitivamente a como me dice, si no se esconde lo pueden deportar”, afirma.
“A MÉXICO SE MANDA LO QUE SE PUEDE”
José Abelardo es un mexicano que hasta tres meses trabajó en Estados Unidos. Asegura que cada semana, enviaba a su familia en México entre 100 y 200 dólares porque lo que percibía en su trabajo era un salario bajo ya que apenas aprendía sobre la construcción y le tocaba ser “chalán”.
Con el sueldo que percibía, unos 900 dólares a la semana, era imposible enviar más. “A México se envía lo que se puede, yo ganaba menos de mil dólares por semana, a veces mandaba 100, a veces 150 y a veces si me excedía en gastos nada y pues mi esposa que podía hacer, más que aguantarse”, dice. Afirma que en su caso, su familia dependía completamente de lo que él les enviaba y aunque a veces había para enviar un poquito más, prefería ahorrarlos.
“Necesitas de plano ganar unos 2 mil dólares a la semana para mandarles más, pero la verdad está muy difícil”, afirma. Asegura que finalmente, tanto el trabajador en Estados Unidos como su familia en México, no tiene de otra mas que aguantar los días difíciles con la esperanza de que la situación mejore.
POR STAFF




