18 diciembre, 2025

18 diciembre, 2025

¿No te funciona la crema?, estas son señales de que tu piel seca podría indicar enfermedad

La piel puede resecarse por clima y jabones, pero cuando es persistente y se acompaña de fatiga, cambios de peso o sed excesiva, conviene revisar posibles causas médicas.

Aunque en el lenguaje cotidiano se usan como si fueran lo mismo, piel seca y piel deshidratada no son sinónimos. Distinguir entre ambas no solo ayuda a elegir mejor los productos de cuidado personal, sino también a detectar cuándo la resequedad puede estar alertando sobre un problema de salud.

La piel, el órgano más grande del cuerpo, suele ser uno de los primeros en reflejar cambios internos. Por eso, cuando la resequedad es persistente, intensa o se acompaña de otros síntomas, conviene prestarle atención.

Piel seca vs. piel deshidratada
La piel seca, conocida médicamente como xerosis, ocurre cuando el órgano carece de los aceites naturales (lípidos) que mantienen intacta su barrera protectora.

Esta barrera funciona como un escudo que evita la pérdida excesiva de agua y protege de irritantes externos. Cuando se debilita, la piel se vuelve áspera, tirante, opaca y propensa a descamarse o agrietarse.

De acuerdo con MedlinePlus, la xerosis aparece cuando la piel pierde demasiada agua y lípidos, lo que la vuelve frágil y más susceptible a lesiones, irritación e infecciones.

La piel deshidratada, en cambio, se refiere principalmente a una falta de agua en las capas superficiales de la piel. Puede presentarse incluso en personas con piel grasa o mixta y suele manifestarse como una apariencia apagada, sensación de tirantez temporal o líneas finas más visibles.

A diferencia de la piel seca, la deshidratación suele ser reversible con hidratación adecuada y cambios de hábitos.

¿Cuándo la resequedad “normal” se vuelve sospechosa?
La resequedad causada por factores externos —como clima frío, baños prolongados con agua caliente, calefacción o jabones agresivos— suele mejorar con cuidados básicos. Sin embargo, conviene prestar atención cuando la piel presenta las siguientes características:

Dura varias semanas sin mejoría, pese a una rutina constante de hidratación.
Se acompaña de comezón intensa, ardor o inflamación.
Aparece de forma generalizada o en zonas poco habituales.
Se presenta en brotes repetitivos.
Coincide con otros síntomas corporales como cansancio extremo, cambios de peso, sed excesiva o sequedad en ojos y boca.
Mayo Clinic señala que es recomendable consultar con un profesional de la salud si la piel seca no mejora con medidas de autocuidado, si hay dolor persistente, infecciones, heridas abiertas o molestias que interfieren con la vida diaria.

Enfermedades que pueden manifestarse con resequedad en la piel
Tener piel seca no significa automáticamente estar enfermo, pero cuando la resequedad es persistente o se combina con otros signos, puede estar asociada a ciertas condiciones médicas.

Trastornos de la tiroides
Estudios recopilados en la revista científica Frontiers in Endocrinology señalan que el hipotiroidismo puede manifestarse con piel seca, fría y áspera, incluso antes de que el trastorno sea diagnosticado.

Esto ocurre porque las hormonas tiroideas influyen en la renovación celular y la producción de lípidos cutáneos.

Si la resequedad se acompaña de fatiga constante, intolerancia al frío, caída del cabello o aumento de peso, conviene una valoración médica.

Diabetes
La diabetes también puede reflejarse en la piel. Los expertos describen a la xerosis como una manifestación frecuente en personas con diabetes, relacionada con alteraciones en la hidratación, la circulación y la función nerviosa.

La piel seca en estos casos no es solo una molestia estética: puede favorecer grietas e infecciones, por lo que su manejo es parte del cuidado integral de la enfermedad.

Dermatitis atópica y psoriasis
La American Academy of Dermatology (AAD) explica que la piel excesivamente seca, acompañada de comezón intensa, enrojecimiento o descamación persistente, puede ser signo de dermatitis atópica o psoriasis, enfermedades inflamatorias crónicas que requieren tratamiento médico específico.

Síndrome de Sjögren
El síndrome de Sjögren es una enfermedad autoinmune conocida principalmente por causar sequedad en ojos y boca. Sin embargo, la Sjögren’s Foundation advierte que también puede provocar piel seca persistente, junto con fatiga, dolor articular y otros síntomas sistémicos.

Señales de alarma: cuándo consultar a un médico

Existen síntomas que indican que la resequedad ya no es solo un problema cosmético y requiere evaluación médica:

Grietas profundas que sangran.
Dolor, hinchazón o piel caliente al tacto.
Heridas abiertas o signos de infección (enrojecimiento intenso, secreción).
Comezón tan fuerte que interfiere con el sueño.
Cambios de color en la piel.
Falta total de respuesta al autocuidado.
Tanto Mayo Clinic como la AAD coinciden en que estas señales justifican una consulta para descartar infecciones, enfermedades inflamatorias o trastornos sistémicos.

Rutina de rescate para la piel seca
Lo que sí ayuda
Usar cremas densas o ungüentos, mejor que lociones ligeras.
Aplicar crema justo después del baño, con la piel ligeramente húmeda.
Elegir jabones suaves y sin fragancia.
Duchas cortas y con agua tibia.
Usar guantes al limpiar o lavar para evitar contacto con detergentes.
Lo que conviene evitar
Agua muy caliente.
Exfoliantes agresivos cuando hay irritación.
Productos perfumados o con alcohol.
Rascarse de forma constante, ya que empeora la inflamación.
Los dermatólogos coinciden en que, si la resequedad tiene una causa médica, tratar la enfermedad de fondo también mejora la piel. En esos casos, la crema es un apoyo importante, pero no la solución completa.

La resequedad en la piel suele ser un problema común y tratable, pero cuando persiste, duele o se acompaña de otros síntomas, puede ser una señal de alerta. Escuchar a la piel, observar el contexto y consultar a tiempo permite cuidar no solo la apariencia, sino la salud en general.

CON INFORMACIÓN DE EXCÉLSIOR

Facebook
Twitter
WhatsApp

DESTACADAS