CIUDAD VICTORIA, TAM.- El Caminante llegó a la miscelánea de la colonia haciendo cuentas y tratando de recordar cada cosa que su ñora le había pedido comprar ese lunes por la mañana.
Dos personas habían llegado antes que él, y todo parecía transcurrir normal hasta que notó que los clientes se habían enfrascado con en una discusión con la dueña del changarro.
– ¡Oiga pero es que eso no es justo doña Licha! ¿Como cree que me va a vender un pan del sábado al mismo precio, si ya es lunes? – alegaba uno de los compradores
– Pos es que a ese precio me lo venden a mi ¿a poco le voy a perder? – respondió la tendera
– Es que si al menos fuera de un dia anterior… ¡pero es de hace dos días!
– Yo no tengo la culpa de que los panaderos no trabajen los domingos oiga
– Si doña Licha, yo entiendo, pero es pan viejo, no lo puede dar al mismo precio del pan calientito – le reclamaba el hombre aquel
– Es que mire, ese pan me lo traen el sábado y me dan a tanto la pieza, y yo la vendo dos pesos arriba pues para sacarle ganancia, si por ejemplo me lo dan a ocho pesos, y yo lo vendo a diez, no puedo bajarle mucho ¡porque estaría trabajando de gratis! – respondió la tendera.
– Entonces no venda pan tan viejo, en todo el país, el pan frío o el ‘pan de ayer’ se vende a precio mas bajo.
– Pues es lo que hay, don, ahí usted sabe si lo compra o no – finalizó un tanto molesta doña Licha.
Por curioso que parezca, esta escena la ha observado el Caminante en otras ocasiones, porque resulta que en Ciudad Victoria muy pocos panaderos trabajan el turno de la mañana, es decir, la producción de pan se ve limitada a las tardes, incluso en los supermercados.
Doña Susana también se dedica a la venta de pan, pero ella lo ofrece a todo pulmón, voceando calle tras calle sobre su triciclo amarillo. Desde cuadras antes se alcanza a escuchar su ronca voz ofreciendo su producto.
“ Yo soy del centro de la república – cuenta doña Susy – y por azares del destino vine a dar a Tamaulipas, mi familia allá en Tlaxcala todos son panaderos, aunque aquí yo no hago pan, solo lo vendo, y desde que llegué acá me causó mucha extrañeza que en todo Victoria no se pueda comer por las mañanas pan calientito, imagínese si así fuera, podría yo ganar el doble de lo que gano porque andaría vendiendo por las mañanas y también por las noches” dice la señora de alrededor de 45 años mientras despacha a un par de clientes.
“De hecho yo le propuse al dueño de una panadería que eche a andar un turno de la mañana para tener pan a la hora del almuerzo, pero ¿que cree que me dijo? que ningún panadero quiere trabajar de mañanita, porque para tener pan a las 8 de la mañana, pues mínimo tienen que entrar a las 5 y media o seis de la mañana… y pues ni uno solo de los panaderos que el conoce le quiso entrar… ¿han de estar nadando en billetes verdad? Para no querer trabajar…”
“Chevo” también vende pan que él mismo elabora, y ahora, en plena la temporada de frío, se dedica a hacer donas y enamorados que suelen ser muy solicitados.
“Yo un tiempo estuve haciendo pan en las mañanitas, y lo vendía en mi misma colonia, pero a la gente parece que le gusta la mala vida pues muchos clientes ‘chaqueteaban’ (le compraban a la competencia) y desayunaban “pan de ayer” y hasta mas caro, yo las piezas las traigo a 8 pesos y en las tienditas ese pan viejo lo venden hasta en diez pesos, imagínese” cuenta el Chevo mientras organiza su canasto de pan.
“Lo que si se me ocurrió, es hacer pan los domingos, porque en toda esta zona (el sur de la ciudad) de plano nadie trabaja ese dia, y la gente termina comiendo pan viejo” afirma el joven.
“Lo que pasa es que la ciudad esta planeada para los que trabajan en oficinas y lugares así, hasta los micros así jalan, si no hay actividad en gobierno, o los negocios del centro, los micros no pasan, así también con el pan, los panaderos no se quieren arriesgar a que se les quede la mercancía y pues mejor no chambean los domingos, aunque acá entre nos yo creo que realmente es que son huevones” dice entre risas el panadero, que no pasa de los 22 años.
Habrá quien piense que este tema es banal y sin importancia, pero mas allá de las preferencias del pan caliente o ya del día anterior, hay un potencial muy amplio de clientes que no estas satisfechos y es ahí donde los emprendedores pueden hallar un nicho de mercado, para montar su panadería matutina, y hacerse de un ingreso extra. Ojalá que quienes estén buscando iniciar algún negocio observen con atención este tipo de peculiaridades y las aprovechen. Demasiada pata de perro por esta semana.
POR JORGE ZAMORA
EXPRESO – LA RAZÓN




