Ayer trascendió el fallecimiento de Marco Antonio Bernal Gutiérrez, exsenador, ex comisionado para la Paz en Chiapas y exaspirante a la gubernatura de Tamaulipas en varias ocasiones.
Bernal era ampliamente conocido entre la clase política estatal y de la capital del país por su larga trayectoria en diferentes instancias del gobierno a nivel federal y por su cercanía con ciertos círculos del PRI al más alto nivel.
La última ocasión que Marco Bernal intentó ser candidato del PRI a la gubernatura fue en 2016, cuando también competían en el proceso interno Alejandro Etienne Llano y Baltazar Hinojosa Ochoa, quien posteriormente fue el abanderado. Antes, en el proceso de 1998, contendió contra Antonio Sánchez Gochicoa, Óscar Luebbert y Tomás Yarrington.
Marco Bernal tenía el sueño de gobernar su estado y, aunque era un tipo culto, preparado y con una visión clara de lo que necesitaba Tamaulipas para salir de una dinámica excesivamente regional que vivió durante décadas bajo gobiernos de su partido, por diferentes circunstancias no pudo lograr la anhelada candidatura.
Quienes cuestionaban sus aspiraciones decían que no tenía arraigo, aunque reconocían que su experiencia y sólida formación política podían haber compensado la falta de contacto con la gente y el trabajo en territorio.
Finalmente, entendiendo los tiempos y los cambios en la vida política del país y de Tamaulipas, Bernal vivió sus últimos años en una especie de semirretiro de la política activa y se dedicó a otras actividades profesionales.
LOS MUERTOS DEL TREN INTEROCEÁNICO Y LA CULPA QUE NADIE ASUMIRÁ
Ayer se confirmó lo que muchos habían anticipado para el Tren Maya, pero no fue en la faraónica obra del sexenio del compañero Andrés Manuel, sino en otra, también presentada como un parteaguas en la historia de la infraestructura del país.
Autoridades federales, en particular de la Secretaría de Marina, confirmaron el descarrilamiento del Tren Interoceánico, que corre de Oaxaca a Veracruz, en el que se reportó la muerte de por lo menos 13 personas y casi 100 lesionados.
La tragedia, que no tardó en ser aprovechada por la oposición para señalar posibles fallas técnicas y la impericia de los conductores, no puede soslayarse con la narrativa simplista de que los adversarios de la Cuarta Transformación quieren afectar la imagen de Andrés Manuel, de la presidenta Sheinbaum y, en general, del régimen.
Tampoco se puede ni se debe ignorar la posibilidad de fallas técnicas o deficiencias en la construcción; incluso, la propia Secretaría de Marina —responsable de la operación— debe dar la cara y explicar qué sucedió.
Por supuesto, investigar, deslindar responsabilidades y sancionar con severidad a quienes resulten culpables debe ser una prioridad.
No las quejas ni la evasión frente a un problema que dejó luto en varias familias. No el discurso fácil e irresponsable que pretende descalificar a la oposición como “carroñera” por cuestionar al régimen y la calidad de obras que generan dudas legítimas.
¿De quién es la culpa de que haya muertos y heridos? ¿De quién será la responsabilidad de evadir las explicaciones que merecen los familiares de las víctimas y los lesionados, pero también los ciudadanos que con sus impuestos —pagamos— obras fastuosas, mal ejecutadas y peor operadas?
Creo que, en ese afán humanista que ha dicho tener la presidenta Sheinbaum en el ejercicio del poder, deberá exigir una investigación a fondo, sin concesiones ni encubrimientos, sea quien sea el responsable.
MADERO AVANZA EN EL CUIDADO AMBIENTAL
En los últimos años, de los tres municipios conurbados del sur de Tamaulipas que emprendieron acciones en favor del medio ambiente mediante proyectos de manejo de residuos sólidos, solamente Ciudad Madero se mantenía a la zaga.
Sin embargo, esta semana el alcalde Erasmo González Robledo encabezó el inicio de la construcción de la Estación de Transferencia, un proyecto que llevaba varios meses en planeación.
Durante años, el crecimiento urbano fue más rápido que el equipamiento de la ciudad con infraestructura adecuada para resolver problemas cotidianos, especialmente en materia de servicios públicos.
Por eso adquiere mayor relevancia el inicio de estos trabajos, pues representan uno de los planes más ambiciosos de la actual administración municipal, con un impacto directo en la calidad de vida de la población.
La obra tendrá un costo de 80 millones de pesos y se convierte en una de las más emblemáticas del gobierno local, ya que Ciudad Madero era el único municipio conurbado que no había realizado esfuerzos tangibles y sostenidos en favor del medio ambiente y de la salud pública en varios años.
Actualmente, la flotilla de camiones recolectores transporta un promedio de 240 toneladas diarias de basura hasta el relleno sanitario de Altamira, lo que implica un alto costo operativo reflejado en el desgaste mecánico de las unidades, pérdida de tiempo y menor eficiencia.
Con la Estación de Transferencia se estima un ahorro significativo de recursos municipales y una mayor productividad del personal de la Dirección de Servicios Públicos.
De acuerdo con el proyecto, el complejo se desarrollará en una primera fase sobre un terreno de 10 mil metros cuadrados, con una inversión inicial de poco más de 14 millones de pesos de recursos fiscales 2025–2026.
Esto incluye equipamiento con plataforma para contenedores, rampa de maniobras y un sistema de captación de lixiviados, a fin de que la solución sea adecuada y ambientalmente responsable.
ESCOTILLA
A propósito de la tragedia del descarrilamiento del Tren Interoceánico, no faltó quien recordara que el compañero Andrés Manuel admitió en su momento, y con orgullo, que su hijo Gonzalo era supervisor honorario —sin paga y sin responsabilidad jurídica— de la construcción de esa obra.
Habrá que ver si la Fiscalía lo manda llamar para preguntarle —pero en serio— si todo estaba bien o si, de plano, prefirió callar cuando observó algo irregular en la construcción.
Por. Tomás Briones
abarloventotam@gmail.com




