EL MANTE, TAMAULIPAS.- En diciembre no todo es felicidad con la visita a los hogares de familiares y amigos, o a los sitios turísticos más emblemáticos de esta región cañera, también surge la nostalgia y la necesidad de visitar los panteones de la ciudad para recordar a quienes han partido de esta vida.
Entre reuniones, abrazos y mesas compartidas, muchos aprovechan su estancia para acudir a los camposantos y rendir homenaje a quienes se adelantaron en el camino, convirtiendo la visita en un acto íntimo y muy significativo.
Estas visitas suelen estar cargadas de sentimientos encontrados, por una parte, el reencuentro con padres, hermanos y amigos que aún viven, y la tristeza profunda de no poder abrazar a quienes ya partieron de esta vida.
Con flores, veladoras y rezos silenciosos se acompañan los recuerdos que afloran entre lágrimas , recordando que diciembre no solo es tiempo de celebración, sino también de memoria, respeto y amor para quienes se adelantaron.
POR. RAMIRO ORTEGA VALDEZ
EXPRESO – LA RAZÓN




