TAMAULIPAS, MÉXICO.- La desaparición de los programas federales de apoyo al campo provocó un freno en la mecanización agrícola, particularmente en las zonas donde los productores del sector social dependían de esquemas colectivos para acceder a maquinaria básica, advirtió Ángel Lara Martínez, secretario de Organización de la Confederación Nacional Campesina (CNC) en Tamaulipas.
El dirigente campesino explicó en entrevista para Expreso, que con la eliminación del presupuesto destinado a este rubro, la adquisición de tractores y equipos agrícolas se volvió prácticamente inalcanzable para miles de productores.
“Con la desaparición de los programas de apoyo al campo, la mecanización se detuvo en el agro, sobre todo donde los productores tenían que agruparse para poder acceder a un tractor equipado con rastra y sembradora mecánica”, señaló.
Lara Martínez subrayó que la falta de incentivos oficiales impactó directamente en la capacidad productiva del sector rural, ya que comprar un tractor, sin importar su capacidad o potencia, dejó de ser una opción viable para la mayoría de los campesinos.
“Con la eliminación del presupuesto destinado a ese rubro, fue prácticamente imposible poder adquirir maquinaria agrícola”, sostuvo.
El también productor agropecuario, reveló que ante este panorama, en diversas comunidades rurales de Tamaulipas se mantienen prácticas agrícolas de décadas atrás, que reflejan el rezago en el acceso a tecnología.
Y es que detalló que aún existen zonas donde la tierra se trabaja con fuerza animal, se barbecha con yunta, la siembra se realiza al voleo y el tapado de la semilla se hace arrastrando ramas de espinas.
“Aunque parezca increíble, comunidades de la región del altiplano siguen trabajando de esta manera”, afirmó Lara Martínez, al explicar que estas prácticas persisten porque se trata de superficies destinadas al autoconsumo, donde la renta de maquinaria resulta demasiado costosa para los campesinos.
Añadió también que estas regiones, aunque representan identidad y orgullo para el estado, presentan un atraso total en el uso de maquinaria agrícola.
A esta problemática se suma la reducción en la oferta de cosechadoras y trilladoras, derivada del limitado número de equipos disponibles en el mercado, lo que ha encarecido de manera significativa los costos de la maquila.
De igual modo, precisó que el precio del servicio pasó de 750 pesos en 2024 a entre 900 y 1,000 pesos en 2025, afectando aún más la rentabilidad de los productores.
Finalmente, Lara Martínez advirtió que, de no restablecerse esquemas de apoyo a la mecanización, el campo tamaulipeco corre el riesgo de profundizar su rezago productivo, especialmente en las regiones más apartadas, donde la falta de maquinaria limita no solo la producción comercial, sino también la seguridad alimentaria de las familias rurales.
Por Antonio H. Mandujano
Expreso – La Razón




