En una amena charla, un amigo cercano puso sobre la mesa una reflexión, con una serie de preguntas como inicio.
¿Durante cuánto tiempo hizo Vicente Fox su precampaña para ganar la candidatura del Partido Acción Nacional a la Presidencia?
¿Cuánto espacio cronológico le dedicó Enrique Peña Nieto a su proyecto de convertirse en Presidente de la República?
Y con mayor jiribilla, el tercer cuestionamiento:
¿Cuánto tiempo también ha trabajado políticamente Francisco Javier García Cabeza de Vaca para aspirar a ser el candidato del PAN a la gubernatura de Tamaulipas?
Las respuestas tienen un común denominador:
Años.
Fox se dedicó durante cuatro años a promover su figura como la opción para la alternancia presidencial. Peña diseñó su objetivo años antes de terminar su gubernatura en el Estado de México. Y Cabeza de Vaca ha estado entregado a la idea de ser abanderado azul en nuestro Estado desde por lo menos seis años atrás.
Entonces, volvió a preguntar el amigo:
¿Qué le pasa al PRI en nuestro Estado que tarda tanto en definir sus cartas en estos escenarios?
Tengo en mi percepción, la respuesta.
El Revolucionario Institucional está atado a lo que en un tiempo fue valor incuestionable de esa casa política, inclusive envidiada por sus contrincantes: La disciplina.
En aras de ese concepto anquilosado que se cimentó en los tiempos de los corporativos que maneja el antaño Invencible, el priísmo de ahora sigue creyendo en la vieja frase fideliana que asentaba que “el que se mueve no sale en la foto”. Nada más alejado de la realidad electoral en el presente. Y nada más riesgoso para los aspirantes a un puesto de elección popular, seguir apegado a esas palabras.
Las pruebas están enfrente de todos. Hasta el mismo líder del PRI, el Presidente, es muestra cabal de que esa visión debe ser desterrada.
Cuidado, señores priistas.
Si continúan en ese letargo, seguirán dando, como se dice en el argot de las carreras par ejeras, varios cuerpos de ventaja a sus opositores. Es tiempo entonces de que los aspirantes actualicen la frase del ex jerarca de la CTM y la adapten a los nuevos tiempos:
“El que no se mueva, no llegará a tiempo cuando tomen la foto…”