Existen varios escenarios que logran acobijar de intimidación a las personas, aquellos lugares son escogidos a través de la historia como puntos de referencia en donde ciertas personas con trayectorias intachables o momentos de poder han ido dejando su densa estela y su notable carisma y liderazgo que logran quedarse atrapados o encapsulados en ciertos lugares para convertirse en teatros dignos de admiración que hacen que muchos quieran pasar por ahí. Hablar de la entrega del premio nobel cumple con las veces de lo anteriormente dicho, ¿Cuántos personajes de la historia no han pasado por ahí? ¿Cuántas historias los han convertido en merecedores de dicho reconocimiento? ¿Cuántas acciones los han hecho ser merecedores de tan distinguido galardón a nivel mundial? Pues bien este año fue uno más tal vez y un mexicano decidió tomar el momento justamente exacto para presentarse con la bandera y reclamar, criticado por muchos y no lo discuto pero lo que muchos ignoran es el peso del lugar y el acto que el mexicano fue a realizar, pedir paz en el escenario en donde se entrega un reconocimiento por lo mismo.
Nada resulta ser más solemne que la entrega del premio Nobel, como siempre en la alcaldía de Oslo el pasado 10 de diciembre el recinto que en esta ocasión preside el rey Harald V y su esposa engalanaron con el riguroso apego del protocolo que la seguridad del reinado noruego hace, con todo lo anterior un estudiante mexicano hizo acto de presencia interrumpiendo la ceremonia con una bandera de nuestro país llena de sangre y la alzó frente a los ojos del mundo en señal de protesta y reclamo por lo que pasa en nuestro país; los conservadores dirán que estuvo del todo mal, que fue una exageración que la persona no debió de estar presente para interrumpir un acto protocolario que el Estado noruego da al mundo, los liberales dirán todo lo contrario y los neutrales quedarán en el centro tomando un poco de ambos lados pero es que hay un punto que nadie observa o que los conservadores no analizan con cautela: es una señal de que estando o no en México, teniendo que llevar a otros lados las protesta o haciéndolas en nuestra misma tierra son necesarias por más amor que le tengamos al país y por más que otros lo tomen como un acto poco inteligente y común el alzar la voz y no señores creo y lo digo desde mi trinchera, el acto del joven estudiante de la máxima casa de estudios de nuestro país fue un acto de valentía, fue un acto de llevar a lo más alto la protesta y que el mundo que observa quién merece ser el galardonado pacifista observe también en dónde la paz ya no existe o dígame usted si me equivoco: Chiapas tiene veinte años en movimientos revolucionarios, Guerrero tiene más tiempo aún encausando movimientos desde la sierra, Oaxaca está indignada y vestida totalmente de negro por el asesinato y el acto de cobardía de un alcalde ratero, abusivo y prepotente a 43 estudiantes, Michoacán lleva algunos años en levantamiento por los problemas que la inseguridad les acarrea y algunos otros estados que deberían de estar en la misma situación agachan la cabeza y sólo aplauden a lo que algunos valientes ya decidieron hacer, porque en efecto amigo lector, si algo queda más que claro (le pese a quien le pese) es que México es ya casi un Estado fallido, es un país en donde la tragedia reina y pocos hacen mucho y dígame que soy un revulsivo si usted quiere pero aquellos 11 segundos del joven mexicano diciéndole a Malala que no olvidara México puede ser el cierre de la introducción de la novela que hoy México vive y si fuera necesario titularla creo que el rojo de nuestra bandera tiene todo que decir.
Tal vez muchos liberales reclamen sólo por seguir levantando la voz y nada más que eso aunque sé de muchos otros que tienen sus motivos y sus luchas sociales para aplaudir la espléndida protesta del joven mexicano misma que el viento la llevó a todos los rincones del mundo, usuarios de redes sociales aplaudieron sus acciones que con valentía y arrojo logran que la masacre de los 43 muchachos normalistas no quede en el olvido, mucho menos en la impunidad.
Ver el ejemplo de Malala, no tener miedo en un país que gobierna una Constitución con exageradamente estricto apego a lo que las leyes divinas dictan y que hacen a las mujeres lo más sumiso que se puede nos dejan pensando y analizando, ¿Por qué aquí no se puede terminar con la corrupción? ¿Por qué aquí tenemos que aceptar que sólo unos cuántos sean los propietarios de los bienes nacionales? Ojalá y todos tuviéramos el valor de Adán Cortés Salas e ir al lugar indicado y con las personas indicadas allá en donde los pacifistas merecen ser galardonados, allá en donde sólo algunos han encausado luchas sociales reales, allá en donde reciben un premio que los dignifica por tal loables acciones, allá en donde hoy está detenido el joven mexicano y quien no recibió un premio y tal vez nunca lo haga pero más que eso es un ejemplo de orgullo para los nuestros, estoy seguro que para los anfitriones del premio Nobel así fue, pero más que eso, ojalá sea un ejemplo el pedazo de alma que dejó en el escenario de Oslo, allá… en donde todos los sabios han recibido un premio por lograr la paz y acá en México en donde tanto se necesita, hoy se requiere de jóvenes con pensamientos de cambio para poder crear una conciencia colectiva con pensamiento positivo, pensamiento y acción para un país mejor. La última opinión la tiene usted amigo lector.