CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Los restos mortales de don Pedro Báez Vázquez, el creador de las gorditas de Jaumave, se despedirán mañana por la tarde, en el panteón municipal de ese municipio.
Su hijo, Manuel Báez Martínez, confirmó que ha partido un hombre al que nunca le vio rendirse.
Hace tres meses una afectación pulmonar le hizo retirarse del negocio, aún tenía esperanza de viajar este miércoles al estado de Veracruz para intentar remediar sus males, pero hoy, mientras estaba en su casa sus signos vitales se debilitaron.
“Una hermana de él y yo estábamos platicando en su cuarto, nos pidió que le dejáramos solo y le apagáramos la luz, que iba al baño y que saliéramos un ratito y fue en cuestión de tres minutos, llegó otra persona a saludarle y al entrar a su cuarto él ya estaba inconsciente. Lo llevé al Hospital y me dieron la mala noticia que mi papá no había despertado”.
El negocio continuará en manos de sus hijos, él mismo pidió que sus hijos le ayudaran pues se sentía cansado a los 79 años de edad.
“Nunca dejó de trabajar, aunque tenía las gorditas se salía de ahí a las dos de la tarde comía, dormía un rato y se iba al potrero, al otro día a las cuatro de la mañana ya estaba despierto. Aunque hace un año le amputaron su pierna él no dejo su vida y sus costumbres, y aún sin su pierna se iba dar una vuelta al potrero”, recuerda su hijo, quien aún contiene el llanto.
“Su misa sería a las cinco de la tarde y después de esa hora lo llevaremos al panteón. Sólo nos queda agradecer a tanta gente que lo conoció y que se darán cuenta mañana. Gracias por darle esa confianza y la amistad que le dieron a mi papá, se va feliz, se va contento, nunca externó su dolor. Yo viví con él sus últimos momentos y seguiremos su ejemplo”.
Don Pedro era un tipo franco y abierto al que le gustaba portar su sombrero.
Tenía 40 años trabajando en la elaboración de las gorditas, algún tiempo se dedicó también a preparar carnitas de puerco.
Siempre señaló que “la jodidencia” lo había hecho enseñarse a matar una vaca, tasajearla y preparar los guisos, que tanto gustan.
En 1975 llegó del ejido 20 de Abril, en plena sierra madre, lo que hoy se conoce como la Reserva de la Biosfera El Cielo, con ocho hijos y la necesidad de darles de comer.
Se instaló a orillas de la carretera en lo que ahora se conoce como “Los Nogales”, donde permaneció por espacio de 14 años, hasta que se enfermó y traspasó el negocio a unos familiares que siguen trabajando en el mismo lugar.
Al trasladarse a la calle Blas Uvalle lo siguieron algunos clientes e hizo otros, y también vendía carnitas.
La familia continuará la tradición pues como decía don Pedro, originario del Ejido 20 de Abril: “Hay que trabajar, porque está bien jodido”.
Le sobreviven ocho hijos, quince nietos y ocho bisnietos que cuidarán el nombre de Don Pedro en Jaumave.