El fracaso en el fútbol tamaulipeco quedó consumado este sábado, cuando la ola de la tristeza llegó hasta la frontera cueruda, donde Reynosa quedó eliminado en la semifinal de la Liga Premier de la Segunda División a manos del Cruz Azul Hidalgo.
Una semana atrás, de forma simultánea, Correcaminos firmaba su acostumbrado tropiezo de cada seis meses, al ser derrotado en San Luis por el Atlético y en Tampico, la Jaiba Brava mordió el polvo en la misma división que el Reynosa FC, precisamente ante el mismo rival, los cementeros que dirige Salvador Aguado.
Precisamente el sábado próximo pasado, en visita relámpago por la ciudad de Tampico, coincidía con mi compañero Héctor Rivera en la unidad deportiva de aquel municipio y charlábamos sobre el acontecer futbolístico de nuestro estado.
Muy triste, afirmaba que Tampico no merecía estar hundido en la tercer categoría del fútbol nacional, menos cuando la afición en un partido de liguilla, atiborró el estadio Tamaulipas con casi treinta mil almas alentando a un grupo de muchachos con el sueño de ver crecer esa plaza que vivió épocas brillantes, entre los años cincuentas y ochentas.
Por otro lado, la misma tarde del sábado,vía telefónica, a eso de las 21:00 horas, suena mi teléfono y era mi colega Beto Gamboa, de Reynosa, al contestar, lo primero que me dice es: “Ya se lo que se siente, Darío… que feo es fracasar en el fútbol”.
Beto, periodista de El Mañana y aficionado al fútbol de toda la vida, asegura que por primera vez a Reynosa le dolió la eliminación de su equipo, pues nunca había existido una franquicia tan formal como la de “La Roja”, equipo con derecho a ascenso a la categoría de plata.
De extremo a extremo en la geografía tamaulipeca, nuestro estado selló terribles fracasos deportivos y no soy catastrófico ni dramático, la bronca es que para la gente de pantalón largo y cuello blanco, fue un torneo más que se perdió… si ya se cuentan veinte años, pues qué tanto puede ser seis meses más.
El verdadero problema es el sentimiento del aficionado, el que se duele, el que ve en sus equipos la posibilidad de ser mejor, de tener algo bueno qué platicar, algo de qué enorgullecerse, pero recibe pan con lo mismo. Mis colegas, coincidían con una cosa y ni cómo refutarlo: “Pero al final todo se centraliza en Correcaminos, apoyo y presupuestos”… y si, existe una cerrazón con el equipo de la capital que no da pie con bola y que mal administrado, parece que su camino se mantendrá por la senda del fracaso y del terrible enojo que hoy se percibe en redes sociales y que parece no se apagará más que con una buena sacudida, que para mala fortuna de los fieles a sus colores, parece que no sucederá.




