Si bien es cierto que al momento de ser ungido como secretario de Organización Electoral del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Baltazar Hinojosa Ochoa recibió un importantísimo impulso en su proyecto de alcanzar la candidatura por la gubernatura, también debe apuntarse que el cargo que ahora ostenta significa una responsabilidad mayúscula, que bien podría convertirse en un arma de dos filos.
Porque si antes cargaba con la responsabilidad de arrojar buenas cuentas en el distrito IV, ahora está obligado a entregar resultados positivos en todo el país. La suerte del PRI en las elecciones locales y federales del 7 de junio será también la de Balta.
Por eso, para tener más elementos sobre lo que pudiera pasar en el futuro inmediato de Tamaulipas, vale la pena echar un ojo al panorama político de las nueve entidades donde este año se renovarán las administraciones estatales.
De acuerdo con las encuestas más recientes, son muy pocos los estados donde las tendencias pudieran considerarse definitivas. En favor del PRI puede anotarse en esa lista a Campeche, donde el candidato Alejandro Moreno Cárdenas lleva una ventaja considerable sobre los aspirantes de los partidos Acción Nacional (PAN) y Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), lo que le permitiría a su partido, mantener el poder.
Recuperarían Guerrero, donde la debacle de la izquierda tras el caso Iguala allanó el camino de José Ignacio Peralta sobre la candidata perredista Beatriz Mojica y el panista Jorge Camacho, que todavía no pinta en los sondeos.
También conservarían el Gobierno de Colima; ahí Peralta le lleva cierta ventaja a Jorge Luis Preciado, pero el senador panista con licencia ha subido en los números y nadie podría descartar una sorpresa.
Mientras que el PAN tendría en la bolsa la gubernatura de Baja California Sur.
Pero en los otros cinco estados en disputa todavía no hay nada para nadie. Se repiten los empates técnicos o ventajas tan cortas que pudieran ser remontables.
Es decir, el PRI podría ganar los cinco, pero también perderlos, lo que lo dejaría con un marcador en contra abultado que le haría mucho daño a su secretario matamorense.
Los que saben dicen que el partido enfila sus baterías hacia Nuevo León y Sonora; en ambas entidades se pronostican duelos muy cerrados.
No hace falta explicar por qué Nuevo León es prioridad para el tricolor, su importancia política y económica está fuera de discusión.
Ahí, se toparon con el sorpresivo fenómeno de «El Bronco», y todos los esfuerzos actuales del partido se concentran en neutraulizarlo.
Y recuperar Sonora se convirtió en una obsesión para el Comité Ejecutivo Nacional priista, ahí según los últimos números, su candidata Claudia Pavlovich sacó una ligera ventaja en los últimos días, pero el PAN tiene recursos suficientes para pelear hasta el final.
En Querétaro, el PRI, que empezó arriba, ahora enfrenta el riesgo verdadero de perder la gubernatura.
En Michoacán hay un empate técnico entre tres partidos. Ahí está en juego el orgullo de no permitir que los Calderón les ganen la batalla. Vaya si sería una derrota dolorosa.
San Luis Potosí también les representa un riesgo importante pues los números apuntan a una elección muy cerrada.
Para seguir con las analogías futboleras, el partido todavía está abierto. El PRI puede sacar un resultado contundente, pero también podría caer de forma estrepitosa si pierde las gubernaturas que ahora tiene en sus manos y no logra recuperar las que se puso como meta.
De ese tamaño es la tarea que le encomendaron a Hinojosa Ochoa.
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