6 diciembre, 2025

6 diciembre, 2025

Lo corrieron…

Claroscuro

“Siempre que te pregunten si puedes hacer un trabajo, contesta que sí…y ponte enseguida a aprender cómo se hace” Franklin D. Roosevelt.

LO CLARO. Muchos son los parámetros que miden los inversionistas para determinar el lugar en donde apostarán sus recursos. Para establecer una armadora de autos –por ejemplo- determinan el grado escolar promedio de la región donde se pretenden establecer; el nivel de ingresos o sueldos; la resolución de conflictos laborales; el costo de la tenencia de la tierra y hoy, de manera extraordinaria, la atención a delitos.

El Estado de Tamaulipas invierte en su infraestructura y capital humano, que atiende los aspectos de seguridad.

Y en sendos acuerdos y reformas a los códigos y leyes estatales, se han avanzado en la certidumbre de aspectos específicos. La reforma a la Ley de Víctimas; el servicio profesional de carrera en los órganos judiciales; la preparación universitaria de los elementos policiales, abonan también al ámbito que fortalece finalmente, a la atracción de empresas e inversiones.

Se encuentra en estudio del Congreso, la iniciativa para el fortalecimiento de la estructura y actuación de la Procuraduría de Justicia Estatal. Brindará presteza en la resolución de conflictos, al igual que se estructura una fiscalía especializada en desaparición de personas.

Los resultados saltan a la vista. Tamaulipas es el número 8 en atracción de inversiones.

LO CLAROSCURO. Las redes sociales, dan cuenta pública de fenómenos que antes se evitaba la publicidad. El hablar abiertamente –en estos casos bajo seudónimos- de “correr” a autoridades en funciones.

Y si analizamos a detenimiento tal enmienda, quizá no debería ser exclusiva de ataque a la función pública.

Hace poco tiempo, un analista financiero daba cuenta del hecho. En una empresa armadora de vehículos de fama mundial, hubo un enfrentamiento directo entre el mayor accionista de la compañía –de ascendencia alemana- y el director general de la misma. A saber: el consejo de administración en una empresa, la encabeza de manera natural el accionista mayoritario; vulgo, el dueño.

Sin embargo, la conducción de la misma, no necesariamente recae en la misma persona. Ser dueño de Telcel, no significa que sea el “que hace que funcione”.

Y de este modo, en la armadora era franca y conocida la animadversión existente entre el dueño y el administrador. La antigüedad en el puesto del operativo, demostraba con creces su nivel de compromiso y la eficiencia con que conducía a la misma.

En un enfrentamiento ordinario –se dijeron incluso ‘el adiós’- el administrador literalmente “despidió” al dueño del Consejo de administración.

La madurez del propietario, le obligó a reconocer que no existían mejores manos de conducción, que las del administrador.

Se fue. Sí, el dueño.

Recibe sus participaciones de la empresa, pero no forma parte de la toma de decisiones. Era lo congruente.

¿En México?

¡Bah!

Podemos tener la ‘empatía’ de pedir que despidan al presidente de la nación, al director de Pemex, al director del metro, al Juez…

¿Alguna vez hemos conocido de la madurez de algún empoderado, dueño de equipos de fútbol, de televisión, que tengan la humildad de hacerse a un lado, a sabiendas que la conducción de su empresa está mejor en otras manos?

Esta reflexión es de uso común. No necesariamente entre los hombres de dinero.

Del mismo modo, somos la población ‘los dueños’ de la democracia y les damos ese poder a quienes nos representan. Pero la intolerancia ciega en muchas ocasiones la propia sensatez de permitir que el ejercicio de la administración de gobierno, lo lleven a cabo.

Nuestra primera reacción es gritar “¡fuera!” Emulando al filósofo Andrés Manuel. El dueño de un rancho singular. Bueno, también hay casos…

COLOFÓN: Dijo una vez Ernest Hemingway. “Se necesitan dos años para aprender a hablar… ¡Y sesenta para aprender a callar!”. Es más elocuente el silencio, que las palabras.

alejandrodeanda@hotmail.com
@deandaalejandro

Facebook
Twitter
WhatsApp

DESTACADAS