En la frontera, enmarcado por un horizonte escarlata, Peña Nieto descendió del cielo, en un escenario de truenos y de tormenta. Visión fantasmagórica, alucinante del Tlatoani que vino a cumplirle a la entidad una de las tantas promesas notariadas que aún nos debe.
Cuando el Presidente bajó del avión, su índice se vio expuesto a la fuerte lluvia. Es el mismo dedo con el que señalará al próximo candidato del PRI a la gubernatura. Lo anterior forma parte del morbo político que reviste una visita como la de ayer en Reynosa, a sabiendas de que a partir del siete de junio por la noche, los equipos de los notables sucesorios de Tamaulipas se lanzarán al abordaje. Según nos cuentan, el dedo presidencial no sufrió las inclemencias del clima, por lo que se mantiene a buen resguardo para elegir al tamaulipeco que peleará por la silla de Egidio Torre.
La certeza de que será Peña Nieto y nadie más, quien decida el nombre del ungido tricolor, es un desafío para quienes piensan que esos tiempos ya terminaron. En el fondo las cosas siguen igual, solo que revestidas de un gatopardismo político, barnizado por el manto normativo de las encuestas internas.
Prácticamente todo el primer gabinete de palacio y los delegados federales, viajaron ayer a Reynosa. El arribo de Peña Nieto estaba programado para el mediodía, pero se modificó, debido a la fuerte tormenta que se abatió sobre la región. Dos aspectos a destacar: primero la magna concentración de cinco mil personas, con lo cual el gobernador Egidio Torre Cantú arropó con un espectacular blindaje social a su jefe político en el país. Y por otra parte, la inversión de más de 800 millones de pesos, de lo que constituye el viaducto Reynosa, la modernización de la carretera Reynosa-Río Bravo, y la modernización de la avenida Monterrey en la zona conurbada de Tampico- Madero y Altamira.
La gira presidencial duró aproximadamente dos horas. El titular del Ejecutivo venía acompañado por el secretario de SCT, Gerardo Ruiz Esparza, (el “Richard Geere” en tiempos de crisis), además Alfonso Navarrete Prida, (Secretaría del Trabajo), así como del General Roberto Francisco Miranda Moreno, jefe del Estado Mayor Presidencial, del nuevo voc ero de los Pinos, Eduardo Sánchez Hernández, que sustituye al enrocado David López del Cid, amigo del tamaulipeco Guillermo Martínez. Otro de los visitantes fue Francisco Guzmán Ortiz, jefe de asesores de Enrique Peña Nieto. Y Jorge Corona Méndez, secretario Auxiliar del Presidente.
Peña Nieto traía una chamarra guinda y pantalón oscuro. Su anfitrión, el gobernador Torre Cantú, camisa blanca y pantalón negro. El que estuvo ahí también en el presidium, compartiendo los reflectores de ligas mayores, fue el presidente del Congreso local, Ramiro Ramos Salinas, mismo que participó también en la recepción que le brindaron a Peña Nieto en el aeropuerto.
Durante el evento, realizado en el kilómetro 10 de la ruta, miles de gargantas saludaron al Presidente, mismo que les correspondió con un: “muchísimas gracias, muy buenas tardes, a todas y a todos ustedes. Muchas gracias a Tamaulipas y muchas gracias a Reynosa por este cálido recibimiento”.
Lo de ayer, en Reynosa, marcó un nuevo episodio de las relaciones entre el gobierno federal peñista y la administración estatal de Egidio Torre Cantú. Ambos, el jefe político del país y el ejecutivo local, se dedicaron sendos discursos, donde se expresan el mutuo reconocimiento por impulsar soluciones a temas como el de la seguridad, la economía, la salud y la educación, entre otros.
“Saludo con respeto al señor gobernador de Tamaulipas”, dijo Peña e hizo un reconocimiento público al mandatario estatal por hacer equipo con el gobierno de la república por trabajar en distintos frentes. En materia de seguridad, en competitividad de infraestructura, en salud y en educación. Peña Nieto, dedicó otra parte de su mensaje al tema económico y especialmente a subrayar los efectos positivos que la reforma energética tendrá en Tamaulipas.
Por su parte, el gobernador correspondió a los piropos de su distinguido visitante: “Señor Presidente, qué bueno que vino a Tamaulipas. Qué bueno que nos visita nuevamente. Tenemos un Presidente con una gran visión, con un gran amor a su país, y que cumple lo que promete. Los tamaulipecos somos gente de lealtades, de gratitudes. Hombres y mujeres de una sola pieza, que hacemos de la palabra un compromiso”. “Le reiteramos nuestro apoyo total. Cuente usted hoy y siempre con sus amigas y sus amigos tamaulipecos. Cuente con toda nuestra energía para lograr el México justo y próspero que todos queremos, con su guía, con su liderazgo. Por México, Presidente, damos todo. Está usted en su casa, sea usted bienvenido”.
Los dados están echados. En el mensaje encriptado del gobernador, se trasluce la certeza de que este siete de junio los priistas del estado le entregarán al Presidente excelentes cuentas.




