Dos cosas tengo muy claras: una, cada aspirante del PRI a la gubernatura en juego el año que entra tiene un árbol al que se arrima y; dos, las diferencias entre ellos son tan importantes que algunos ni se dirigen la palabra.
Así es mis queridos boes, por más que en el discurso oficial las dirigencias estatal y federal, los propios suspirantes y hasta los ‘árboles’ insistían en que primero era el 15 y luego el 16, para tratar de calmar los ímpetus de los que quieren suceder a Egidio Torre Cantú en el gobierno, la realidad es que nadie pudo parar a los tiradores y hoy se advierte, incluso, la posibilidad de escisiones peligrosas para el tricolor por el distanciamiento entre ellos.
Ejemplos: varios, uno de ellos la imposibilidad para Baltazar Hinojosa de llevar sus foros a los distritos federales con cabecera en Mante y Tampico, ambos casa de dos aspirantes a la gubernatura como él; el primero dominio de Alejandro Guevara Cobos y el segundo por Paloma Guillén.
Más ejemplos, el fuchi casi unánime de los liderazgos priistas al diputado federal Enrique Cárdenas del Avellano que a estas alturas ya se ve fuera del PRI buscando la posibilidad de una candidatura independiente o bajo las siglas del Movimiento Ciudadano en una alianza con el poder de Matamoros y de su primo en Victoria.
Más ejemplos, cuando a los aspirantes priistas a la gubernatura se les pregunta sobre el mensaje que puede traer implícito el nombramiento de Baltazar Hinojosa como secretario en el CEN tricolor lejos de leerlo como un espaldarazo, la mayoría dice: lo sacaron del territorio, allá no tendrá posibilidad de crecer.
Cuando se les pregunta sobre la real cercanía de Alejandro Guevara con el presidente Enrique Peña Nieto algunos guardan silencio y sonríen socarronamente en señal de burla.
Cuando a otros se les pregunta sobre el poder de Paloma por ser, según los suyos, la candidata de Miguel Ángel Osorio Chong, igual la minimizan argumentando las broncas del propio secretario.
Y así con cada aspirante, que si Alejandro Etienne no tiene amarres en el DF, que no solo Balta es amigo de Luis Videgaray, que una vez amarrado Manlio Fabio Beltrones en el PRI nacional llevará mano en la elección, que si Ramiro Ramos no es el gallo de César Camacho y que hasta lo regañaron por el destape.
Afirmaciones muchas, realidad sólo las diferencias entre ellos, que hacen imposible verlos juntos haciendo campaña por alguno de ellos allá por abril del año que entra.
Pero lo que hoy hay que analizar es a qué ‘árbol’ se está arrimando cada suspirante, porque a como andan las cosas en el país, tengo bien claro que hay personajes que no cobijan, que no dan sombra, que están de bajada y difícilmente podrían por si solos definir una candidatura a la gubernatura.
Manlio Fabio Beltrones, por ejemplo, es un poder innegable en el PRI, pero no es de las simpatías del presidente, no es de todas las simpatías con el poder estatal, es más, no tiene siquiera asegurado que irá al PRI nacional.
César Camacho Quiroz: si el voto de castigo hacia el PRI se confirma, podría incluso ni siquiera ser coordinador de los diputados en la próxima legislatura, llegaría más cuestionado de lo que ahora está por el escándalo de su colección millonaria de relojes.
Luis Videgaray: casi innombrable por las condiciones económicas que atraviesa el país y en buena medida es su responsabilidad; es sin duda una de las grandes decepciones en el gabinete de EPN, además depositario de uno de los escándalos de corrupción por su casa en Malinalco.
Miguel Ángel Osorio Chong: candidato a dejar la secretaría de Gobernacion por su incapacidad para apaciguar al país, porque con discursos no se logra gran cosa.
Insisto, los árboles a los que los aspirantes se arriman hoy no dan sombra, están marchitos y algunos apenas sí se mantienen de pie.
Incluso, el presidente Peña Nieto no es garantía para alguno de ellos, porque cuestionado como lo está, tal vez para cuando esté la campaña para la gubernatura haya que tomar distancia de él.
Por eso hoy creo que el que quiera ser candidato va a tener que lograr una mezcla de factores: claro que importa el árbol al que se arrimen, pero habrá que tener trabajo en el territorio y ahí llevan ventaja los que están en Tamaulipas o en campaña o en funciones, como el alcalde de Victoria.
Por eso Marco Bernal ya dijo que apenas termine la campaña en proceso vendrá a vivir a Victoria para hacer talacha.
Además el que quiera tendrá que estar en el ánimo del poder local, porque es un ‘árbol ineludible’ ya que es el que tiene el manejo de las estructuras tricolores en el estado.
Y finalmente tendrá que mostrar posibilidades en las encuestas que seguramente serán usadas a la hora de la gran decisión que, insisto, no será asunto sólo de Peña Nieto a sugerencia de Manlio o Videgaray o del Chino de Gobernacion.
La decisión, júrenlo, será entre el presidente y el gobernador saliente, apoyada por las encuestas y la unidad que el futuro candidato pueda lograr con quienes hoy casi ni se habla.
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