Muy peligrosas las elecciones federales que se avecinan en México. Basta con mirar la turbulencia de un escenario nacional, desbordado en sus asesinatos de candidatos, en sus incendios de oficinas electorales y en las andanadas del narcotráfico, para darnos cuenta que se ha perdido el principio de autoridad. Este último, un precepto tan elemental, cuando se habla de un Estado de derecho legalmente constituido.
A lo anterior, agréguele usted la marcha atrás en las reformas estructurales, como es el caso de la educativa. La cancelación del mecanismo de evaluación magisterial podría ser el hilo más delgado, en un momento en que el régimen peñista necesita una renuncia de alto nivel. Desde luego que el costo menor sería despedir o cuando menos enrocar a Emilio Chuayffet, porque otra opción, significaría la debacle de todo un proyecto sexenal en Gobernación.
Ante este tipo de signos ominosos y sombríos para el país, lo primero que en Los Pinos deben lamentar es la ausencia de un partido de izquierda fuerte. Semejante vacío está siendo ocupado por el uso y el abuso de grupos anarquistas, en oscura alianza con organizaciones guerrilleras y muy posiblemente de la violencia organizada. México no es Estados Unidos. Aquí, el bipartidismo de derecha, traducido en el PRIAN, no funcionará jamás, debido a que existen cuotas muy elevadas de pobreza y marginación. Territorios del agravio social y la herida histórica, identificados como Oaxaca, Guerrero o Chiapas.
La estrategia de acabar con el PRD a base de escándalos mediáticos ha sido una idea muy desafortunada para el gobierno de Enrique Peña Nieto. Eso ha llevado al desarme moral de la izquierda incorporada en el PRD, ubicada como una expresión del pluralismo mexicano que se ha ido al drenaje. En el 2018, su lugar podría ser ocupado por MORENA de López Obrador, pero mientras eso sucede, el gobierno federal se encuentra atrapado entre la espada de una violencia tutti frutti y la pared de los comicios.
Por momentos da la impresión de que media república, especialmente el centro y sur, se encuentran en manos de la CNTE, del narco y de la guerrilla. A lo anterior, agréguele usted un INE notablemente disminuido y apaleado por el espionaje telefónico.
¿No es fundada nuestra percepción de que el peligro acecha a la vulnerable estructura del Estado mexicano en esta elección federal de junio?
RAFA GONZÁLEZ: GENIO Y FIGURA HASTA EL SIETE DE JUNIO
A escasos cuatro días de que se lleven a cabo las elecciones federales en ocho distritos tamaulipecos, el sello más distintivo de la estructura dirigente en el PRI estatal, es el silencio. Nadie ha dicho esta boca es mía. El dirigente formal de esta organización, Rafael González Benavides pretende concluir este proceso con el mismo sigilo y excesiva prudencia característicos de su inicio.
En anteriores ocasiones, cuando se le ha preguntado a Rafa el porqué de su actitud, el matamorense amigo de Marco Bernal ha dicho que atrás de su modestia y de su casi nula presencia mediática, existe una obra maestra de trabajo y de activismo político.
Habrá que respetar el estilo personal del Presidente estatal del PRI. Cada artista tiene su sello propio. El de Rafa González, es el notorio ahorro de palabras. Si el domingo le salen bien las cosas, ese silencio tendrá un peso en oro. Si ocurre lo contrario, todos sabremos que su mutismo fue una manera de abandonar en plena batalla a sus ejércitos.
ACERTADA ESTRATEGIA MEDIÁTICA DE MELHEM
A contracorriente del narcicismo electorero cabecista, el abanderado del PRI por Río Bravo, Édgar Melhem Salinas cierra su proselitismo con spots ciudadanizados, donde la gente protagoniza y defiende su candidatura. Recientemente tuve la oportunidad de ver estos promocionales, y me parecieron de lo más acertado, pues el pueblo, erigido en voz pública y oleaje civil, es quien debe asomarse a los medios de comunicación. Sólo de esta manera puede romperse el hielo y la desconfianza social.
EN TAMPICO, PALOMA SE ECHÓ A LA BOLSA A LA SOCIEDAD CIVIL
De frente a la recta final de su cruzada por el voto tampiqueño, la priista Paloma Guillén destacó la participación de los ciudadanos sin partido y de las expresiones civiles que anhelan un mejor futuro para el puerto. La candidata priista logró a base de riñones, romper el duro ostión de la desconfianza entre amplios sectores de la población.
Temas como el de la trasparencia, la legalidad y la reconstrucción del tejido social, estuvieron en el debate diario de la campaña por la diputación del VIII distrito. De triunfar en la elección que se avecina, la que podría ir tejiendo sueños ya desde ahora, sería la suplente de la mujer alada, de nombre Elsa María Tamayo de Ortega, mejor conocida en los círculos de la socialité porteña como Elsamary.




