MATAMOROS, Tamaulipas.- Sin control, así es como califican maestros y autoridades las “pintas” escolares, sobre todo el periodo previo al término del ciclo escolar, lo que se ha confirmado con las dos tragedias que se presentaron esta semana y que enlutaron tres hogares de estudiantes que decidieron no llegar a clases.
La sensación de que ya no hay nada qué aprender, que en algunas escuelas están en periodos de evaluación y que los jóvenes que no tuvieron un buen año consideran que ya no pasarán sus materias, provoca que ésta incremente el número de estudiantes que se hacen “la pinta”.
Otro factor que coinciden los directores de las Secundarias General número 4 y la Técnica 46 es que ya no hay una autoridad que vigile el entorno de la institución educativa o las áreas donde los jóvenes acuden cuando no entran a clases.
Es por ello que solicitaron de manera formal que regrese el programa Camino Seguro a la Escuela, que dicen dio excelentes resultados cuando se implementó en otros años.
“Cuando teníamos el apoyo de ese programa que tenía a su cargo Eleazar Cartas, los jóvenes se detenían un poco más pues había la amenaza de que serían llevados a la Barandilla Municipal y además de llamar a sus padres se les impondría una multa, aseguró Félix Elizalde Villa, director de la Secundaria Técnica número 46, quien comentó que hasta 15 jovencitos eran llevados en un día, sobre todo los miércoles que el cine tiene su entrada al dos por uno.
Por su parte, Humberto García González, director de Protección Civil, declaró que sería imposible poner vigilancia en cada una de las áreas de riesgo, como son los canales de riego, los drenes, las lagunetas y la playa Bagdad, por eso dijo, la cuestión es prevenir que se presenten casos como los de los tres jóvenes que perdieron la vida en días pasados.
La autoridad educativa mientras tanto se comprometió en buscar una solucion alternativa, mientras quienes tienen la responsabilidad de la seguridad en la ciudad hacen algo.
REACTIVAR EL CAMINO SEGURO
El director de la Secundaria General número 4, José López González, confirmó que Roberto de la Cruz Torres, el jovencito que se ahogó el miércoles en la laguneta de la JAD y cuyo cuerpo fue rescatado ayer en la mañana, ya no acudía a clases desde mayo pasado.
Explicó que se les dio aviso de lo sucedido, pues incluso las dos estudiantes Yesenia y Jazmín iban aún con sus uniformes.
“Desconozco si Roberto llevaba su uniforme, pero no creo, ya tenía muchos días sin venir a la escuela, aunque desde hace mucho ya no era regular”, indicó.
Explicó que desde la comunicación con los padres del menor no era efectiva, pues su madre estaba trabajando en los Estados Unidos y quien acudía a los llamados de la escuela era una tía, que sólo se limitaba a decirles que el jovencito regresaría a clases.
“Se siguen procedimientos diversos, cuando los estudiantes faltan, se les busca, se tienen los teléfonos de sus padres y se les comunica sobre estas condiciones, sin embargo, no queremos culpar a nadie, pero hace falta un poco más de atención desde el hogar”, afirmó.
Comento que sin evadir la responsabilidad que se tiene en la institución educativa es necesario que se reactive el programa Camino Seguro a la Escuela.
“Yo pido que se reactive, porque estando de director en otras escuelas, yo me acuerdo que llegaba la patrulla con dos o tres niños y ya los reintegrábamos, entonces estamos descuidados con ese punto de vigilancia”, expreso.
López González dijo que algunos padres de familia apoyan la vigilancia pero no es suficiente, incluso ni la seguridad alrededor de la institución donde cuentan con cámaras de circuito cerrado, ha frenado la práctica de las pintas.
“De mayo a que termina el ciclo escolar las pintas se aceleran porque muchos alumnos sienten que no van a aprobar sus materias, por eso buscan a los amigos para ir al cine, a los centros comerciales y a los lagos a bañarse, que es donde se torna peligroso”, apuntó.
SE BUSCARÁ SOLUCIÓN: AUTORIDAD
En Matamoros se han aplicado programas que brindaban seguridad a los alumnos, tanto a través de las autoridades como de los vecinos, aseguró José Luis Cuéllar Ornelas, jefe del Centro de Desarrollo Regional en Educación de Matamoros.
“Teníamos las famosas casas amigas donde los niños si tenían que esperar a sus padres media hora o más, no lo hacían en las escuelas, sino con los vecinos y eso daba buenos resultados, además de algunos patrullajes que hacían los padres de familia”, explicó.
Comentó que ante la situación que se presenta en la actualidad y se ponen de acuerdo las autoridades de seguridad para dar un servicio más cercano a la comunidad educativa.
“Sabemos que en este periodo los estudiantes ya resienten el cansancio del ciclo escolar y algunos descuidos les presentan la oportunidad de salirse o de no llegar, lo que los pone en riesgo”, indicó. Recordó que tenía años que no se daban tragedias como éstas, pues en el 2008 se registró la muerte de tres jovencitas de la Secundaria General número 7 en el río Bravo. Afirmó que se buscarán las mejores medidas para tratar de prevenir estas situaciones que ahora mismo enlutan a tres familias.