Una nota aclaratoria encontrada en un pizarrón de anuncios, mueve a la profunda reflexión “Por favor, no se refugien en el alcohol… ¡ya no cabemos!”
LO CLARO. Nada más para empezar…
Los beneficios directos de la puesta en operación de la reforma energética, da lugar a que territorios geográficos como Tamaulipas, incremente de manera sustancial la mano de obra-especializada.
Lo que es mejor, obliga a la especialización de los jóvenes, para brindar la calidad requerida.
Mil soldadores con alta calificación para el tema energético, son requeridos por la industria del sector, que llegan a apostarle al Estado.
Las fuerzas productivas, de inicio se vieron rebasadas con tal necesidad. Pues entre los técnicos del ramo que ya se encuentran ocupados por la industria propia, más los que se preparan en las instituciones educativas, dejan en el desamparo de soldadores al engranaje productivo que no pertenece a la nueva rama a desarrollar.
Y así, organismos como la CMIC —dentro de la fuerza económica tamaulipeca— han llevado a cabo cursos propedéuticos con la finalidad de preparar a una nueva pléyade de técnicos que atiendan en las distintas especialidades —ahora les ocupa la soldadura— para estar atentos a crecer junto a las inversiones que llegan a potenciar la demanda de energía.
LO OSCURO. Ese SAT… trae hambre.
Y coloquialmente lo decimos, pues la estrategia recaudatoria, así lo implica.
Burritos, hamburguesas, tacos, flautas, pepitos, gorditas, quesadillas, sandwiches, chapatas, baguettes, tortas, tamales, paninis, hot cakes, sushi, molletes, alitas, pizzas, sopas instantáneas, cuernitos…
¿Se le abrió el apetito? Ahorita nos encargamos de cerrarlo.
Son éstos, algunos de los muchos productos que ‘calman el hambre’ y que en su modalidad de “comida rápida” podemos encontrar en las conocidas tiendas de conveniencia.
El imperio comercial de las llamadas ‘o-por-por-o’ –suman 10 mil tiendas-, junto a las del número 7 y el once –tienen apenas 1 mil 300- serían las principales afectadas por las medidas recién adoptadas por Hacienda federal.
Reconocen que ‘se les había pasado’ la facturación y por ende, recuperación del IVA que genera la comida rápida.
No sería el mismo caso a los ambulantes que venden al púbico los mismos productos. Tal motivo es la rabieta que esgrimen los poderosos dueños de los establecimientos, para tratar de hacer suelo parejo.
De todas formas, palo dado… usted tendrá qué absorber el costo del incremento de un 16 por ciento de su vikingo en la próxima e inmediata compra. No faltaba más.
“Los alimentos preparados, según la tercera resolución miscelánea, deben pagar el 16% de IVA” aclaró el fiscalista Héctor Ortega.
Y sin ‘bajarle a la mira’ en su búsqueda de nuevos ingresos, también se considera que esta determinación, no afecta el cargo del 8% a los mismos productos que ya están tasados con el IEPS por concepto de ‘comida chatarra’.
Bien, si le damos lectura entre líneas, que signifique la nueva orientación fiscal hacia otro espectro que contribuya al gasto y dé un respiro a los ya mallugados contribuyentes de siempre.
Es decir, que se entretengan los del SAT en otro segmento que aporte.
Mal, si también consideramos que no se trata con la misma vara a quienes la autoridad no tiene ni la capacidad instalada para ‘perseguir’; ni pretende echarse ese gran costo político de atentar contra la enorme base social que come (mos) tacos en la calle. No es para tanto…
COLOFÓN: ¡Con razón, la reflexión inicial!
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