Los tiempos de César Camacho en el CEN del PRI, casi cierran su ciclo. Es muy probable que ya por estos días se aproxime la fecha de la convocatoria a renovar el partido. Antes de que llegue el mes de septiembre habrá un nuevo equipo tricolor listo para cubrir la segunda y última ruta del peñismo.
A los que lleguen después, seguramente les tocará el destape presidencial, y diseñar las estrategias para conservar el poder por un segundo sexenio consecutivo. Pero… mientras tanto, será interesante observar cuáles serán los movimientos de las piezas en el ajedrez de Los Pinos.
César Camacho Quiroz va a pastorear la Cámara Baja. Quedará bajo su mando la nueva comalada de legisladores afines al proyecto del Presidente. La hipotética llegada de Enrique Martínez y Martínez a la Presidencia del PRI, no se alinea hacia ninguno de los candidateables como Videgaray, Osorio o Nuño, pues el ex gobernador trae su propio proyecto. Recuérdese que en su momento EMyM formó parte del famoso TUCOM, encargado de cerrarle el paso a Roberto Madrazo, rumbo a la Presidencia.
Martínez y Martínez se ganó la confianza de EPN durante su estancia como Delegado del PRI en el estado de México, donde le arrebató al PAN y al PRD sus bastiones azules y amarillos. Posteriormente le organizó a Peña Nieto una comida con más de diez gobernadores en su rancho de Texas.
En este cielo camina la estrella del tamaulipeco Baltazar Hinojosa Ochoa, amigo del exmandatario coahuilense. A este último Balta lo conoció cuando Enrique era diputado en la LIV legislatura de 1988, y BHO era el Secretario Técnico de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, presidida por su amigo y jefe el doctor Montemayor Seguy. Posteriormente, ya durante la campaña presidencial de Peña Nieto, Martínez y Martínez es designado Secretario regional del CEN y a Balta le entregan la responsabilidad de la Primera Circunscripción, tarea en la que entrega excelentes cuentas.
Suena lógico que Balta pudiese quedarse al lado de Enrique en el CEN priísta. Pero Balta ya terminó su ciclo en el partido, y ahora sus intereses están puestos en Tamaulipas.
En la lógica legislativa, podría desempeñarse como Presidente de la Comisión de Hacienda, o bien de la de presupuesto y cuenta pública. De una manera u de otra, Hinojosa Ochoa llegaría al Congreso con el pie derecho.
En la entidad, las cercanías más visibles de Balta se llaman Fernando Mancilla, subdelegado administrativo con José Manuel Assad en el IMSS, y Jesús Collado Martínez, titular del Instituto Registral y Catastral en la entidad. Otro enclave baltazarista es el poeta y asesor Antonio Huerta Ramos.
Pero el más cercanísimo y baltazarista de corazón, es Bladimir Martínez Ruiz. De hecho, actualmente el Blady anda metido en temas del CEN del PRI, pues se encuentra auxiliando a quien constituye hoy por hoy, su apuesta máxima en el horizonte sucesorio.
Como postulaba Ortega y Gasset, el hombre puede lograr su objetivo, si logra salvar su propia circunstancia. En este sentido, BHO tiene un pasado y un presente en la entidad. Sus saldos son a favor. Pero la sucesión va a estar ruda. Ese es el nudo de su encrucijada. En la actualidad Baltazar vive la etapa más relevante de su existencia política. El grupo que ejerce el poder en el país le reconoce su trabajo al matamorense. Ahora sólo resta capitalizar esa realidad en el marco de la sucesión estatal. De llegar BHO, sería un sexenio ilustrado.
¿DE QUE ESTÁ HECHO TOÑO MARTÍNEZ ?
Toño Martínez está hecho de dolor invisible. De jactancia contenida que vaporiza y hierve, amenazando con explotar la cartera vencida de su karma. Cuando sonríe con esfuerzo, diez mil esquirlas anímicas de ambición y de odio, corren a esconderse para no delatarlo. Pero finalmente su lenguaje corporal y el territorio minado de su rostro terminan por derrumbarle la máscara. Ese hombre carga mucha tensión política sobre sus hombros. Trae clavados en su corazón los dardos de la caverna platónica, que él mismo un día se tragó, como un ejemplo de auto castigo y flagelación.
Si hablamos de escuelas filosóficas, durante el sexenio de Cavazos Lerma, el irreverente Toño Martínez Torres, practicó el cinismo en su más pura connotación, pues desafió las reglas establecidas y recurrió al sarcasmo, como su arma favorita, para desafiar al sistema político, en ese entonces bajo el dominio del salinismo-cavacismo tamaulipeco.
Genio y figura de la sucesión 2016, el famoso Toño está buscando que el gobernador lo siembre en un lugar privilegiado de la campaña que se avecina. Sin embargo, es una especie de “Juan Charrasqueado”. Tiene enemigos de a montón. El más enconado de ellos, es color púrpura: reynosense-veracruzano.