CIUDAD DE MÉXICO.- A su manera, el magnate Donald Trump está tratando de transformarse en un candidato digno de una elección general.
El republicano, según expertos, se comprometió a moderar su tono provocador. Se está esforzando por ser el abanderado del Partido Republicano, llamando a la unidad y prometiendo a sus correligionarios ayudarlos a ganar sus propias elecciones en noviembre.
“Es muy, muy importante que nuestros senadores y nuestros representantes sean reelegidos”, afirmó el martes durante una conferencia de prensa nocturna en uno de sus hoteles de la Florida.
Trump, no obstante, sigue haciendo las cosas a su manera y hoy en la noche, en el debate en Florida, veremos un poco más de sus estrategias.
La Universidad de Miami será de nuevo escenario de un debate, esta vez entre los precandidatos del partido republicano, quienes vienen de medir fuerzas en las primarias celebradas el pasado martes.
El 8 de marzo Trump obtuvo resultados importantes que lo consolidan en la cima de la carrera por la nominación, y el senador por Texas, Ted Cruz, sumó apoyos que le permiten acortar espacios con el líder de la contienda y marcar distancia con el senador por Florida, Marco Rubio.
El cara a cara, el duodécimo de los republicanos, es organizado esta vez por la cadena CNN.
Florida es un terreno natural para el senador Marco Rubio, quien por cierto obtuvo su título de abogado en 1996 en la misma universidad a la que regresa para enfrentarse con sus contendientes, tras el anterior debate en Detroit que estuvo marcado por los golpes bajos y la tensión.
Aparte de Trump, Cruz, y Rubio también estará presente el Gobernador John Kasich, quien no pierde la esperanza de dar un golpe en la próximas primarias en Ohio, su estado natal.
Como ha sido constante en todos los anteriores debates, el tema migratorio ocupará buena parte del evento.
Se espera que Trump insista con la propuesta del muro fronterizo. El tema sobre todo cobra importancia en Florida, un estado con una población hispana muy grande y determinante para el voto.
Respecto a la política internacional, se espera que los los republicanos debatan sobre la lucha contra el terrorismo, las guerras en Siria y Afganistán, las relaciones con Cuba, incluido el próximo viaje del Presidente Barack Obama a La Habana.
Mientras que en política interna, se podría exponer la controversia por la vacante que dejó en la Corte Suprema el fallecimiento del magistrado Antonin Scalia, en quien el sector conservador estadounidense tenía siempre un aliado.
Los rivales de Trump tienen una vez más, una nueva oportunidad de frenar su impulso en las primarias del martes en Florida y Ohio.
Si triunfa en ambos estados, la única esperanza que le quedaría a Rubio, Cruz y Kasich sería probablemente pelear la nominación en la convención partidaria, a partir de una realineación de delegados en el marco de una rebelión general.
Algo que preocupa a los republicanos respecto a una victoria de Trump en las elecciones internas es que les cueste no sólo la Casa Blanca, sino también la mayoría en el Senado.
En estados reñidos como Ohio y New Hampshire, sobre todo, los senadores republicanos que buscan la reelección podrían verse obligados a responder preguntas sobre las propuestas de Trump y sobre sus insultos, desviando toda la atención hacia el magnate.