A Andrés Manuel López Obrador el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación lo quitó del aire por utilizar los tiempos oficiales de la televisión para promover su imagen personal y también impuso una sanción similar, por la misma razón que la del Peje, al candidato del PRI a gobernador del Estado de Veracruz, Héctor Yunes Landa.
Sin embargo, el que no ha sido objeto de ninguna sanción es el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, a pesar de que el funcionario anda en campaña y sostiene encuentros públicos frecuentes en diferentes partes del país con el evidente propósito de difundir su imagen política de cara a la sucesión presidencial del 2018.
El único partido político que ha expresado su desacuerdo e incluso ha exigido la renuncia del inquilino de la casona de Bucareli por ese motivo es el PRD, sin embargo, todo indica que la queja de los perredistas no tendrá repercusiones mayores, entre otras razones porque, además de que el hidalguense es miembro distinguido del ex invencible, no critica al gobierno, como lo hace AMLO y otros representantes de la oposición.
El problema para el Revolucionario Institucional es que en breve el tabasqueño difundirá otro anuncio parecido, probablemente menos agresivo que el anterior, con el que seguirá favoreciendo su imagen pública.
Lo que causa extrañeza es que no hayan corrido la misma suerte que los spots de López Obrador los del dirigente nacional del PAN, Ricardo Anaya Cortés, no obstante el fuerte impacto que las críticas contra el gobierno federal y el PRI que contiene la propaganda televisiva está causando entre los ciudadanos.
En asuntos locales, mientras tanto, los priístas tamaulipecos confían en que el buen gobierno y las buenas obras de los alcaldes pertenecientes al Revolucionario Institucional serán un factor de influencia que ayudará a los candidatos de ese partido a ganar los comicios del 5 de junio.
En el caso de Tampico, piensan que proyectos como los de los nuevos mercados municipales, el rescate de la Plaza Hijas de Tampico, la continuación del desarrollo turístico del Paseo del Canal de la Cortadura y la reconfiguración de las calles del centro del puerto, que lleva a cabo el alcalde Gustavo Torres Salinas, convencerán a muchos votantes de que los abanderados priístas son mejor opción de gobierno que la representada por el PAN.
Consideran que algo parecido sucederá en el municipio de Altamira con la obra del presidente Armando López Flores, caso concreto del nuevo palacio de gobierno, el complejo administrativo, la biblioteca, la casa de la cultura y el parque lineal, que le darían, dicen, una ventaja a los candidatos del partido que gobierna Tamaulipas que se reflejará a la hora de las votaciones.
Aunque esto no garantiza nada. Tendrán igualmente mucho que ver en el resultado de la contienda, el discurso de los candidatos, la estrategia electoral, los integrantes de las planillas de candidatos a síndicos y regidores y las simpatías que logren los contrincantes del partido blanquiazul.
El PAN sacó al PRI del palacio municipal de Tampico en 1998, pese al rescate del centro histórico realizado por el gobierno de Fernando Azcárraga López, hecho que prueba que hay ocasiones en las que no siempre bastan los buenos gobiernos, tampoco las obras de beneficio social, también cuentan factores como el malestar popular, como los causados por la inseguridad, la violencia y lo cada vez más difícil que resulta para los electores llevar el sustento a las familias.
El sigilo, por otra parte, con el que se manejó la presencia del precandidato tricolor a gobernador, Balta Hinojosa Ochoa, en nuestra ciudad, ¿fue a causa de la inseguridad o de las restricciones electorales? Se lo dejamos de tarea.
A manera de colofón, la cancelación de la controversial obra del hidrotúnel y la orden para que se remedie lo que se hizo mal, así como para que el tubo desemboque en la Laguna del Carpintero no en la Laguna del Chairel, decretados por la Suprema Corte de Justicia, ha exhibido que se dio prioridad al negocio sobre la solución del problema de las inundaciones, irregularidad que, como es habitual, seguramente quedará impune.




