En octubre del 2007, una columna escrita por Miguel Treviño Rábago, definía con exactitud, el desastre en que terminaba la alcaldía de Cabeza de Vaca en Reynosa:
“Prometía y prometió mucho, y al final se autodestruyó. El poder político y económico lo enloqueció y al final, se manifestó tal cual era: prepotente, altanero y abusivo. Pensó que tal vez, le habían regalado la ciudad, y nunca reflexionó, en que los electores que le otorgaron su voto, deseaban un cambio. Lamentablemente, el alcalde panista de Reynosa, de apellido Cabeza de Vaca, los defraudó en todos los terrenos”.
Y agrega. “Lo que prometía ser una carrera política brillante, se hizo pedazos entre insultos, amenazas, abusos de poder, malversación y enfrentamientos”.
Hoy, nueve años después, en pleno 2016, la violencia sigue siendo el principal estilo de Cabeza, en su angustiosa y ruda aventura, por la gubernatura.
¿Cuál es la diferencia entre el lenguaje golpeador y violento del republicano Donald Trump y el estilo fascineroso de Francisco García Cabeza de Vaca? Mientras que el polémico empresario que puntea en la candidatura republicana, ya ha empezado a generar una serie de enfrentamientos en cada uno de sus actos proselitistas, Cabeza de Vaca está azuzando la violencia social en las redes.
En la página denominada “Amigos de Cabeza de Vaca”, de Facebook, se ventila una gran parte de la propaganda tendenciosa, montada por los cabecistas, encaminada a sembrar el caos y a jalar agua para su molino, en materia de opinión pública. Dichas imágenes, están encaminadas a politizar el tema de la seguridad. En una de esas fotos editadas, buscan caricaturizar a Egidio Torre Cantú y a destacar lo ocurrido en la ciudad de Reynosa, durante la visita del Secretario de Desarrollo Social.
Mientras eso sucede, gente cercana del equipo cabecista, como Ismael, hermano del candidato azul, aseguran que a ellos no les gusta la guerra sucia. Sin embargo, dichas
declaraciones son desmentidas categóricamente por el reciente video de Anonymous, en el cual se advierte que, “los supuestos salvadores” de la entidad, o sea los cabecistas, en la realidad “son los verdugos” de Tamaulipas. Y son los autores de una guerra negra, que muy pronto será exhibida, pues afirman, hackearon a los vacunos y tienen las pruebas.
¿TAMAULIPAS EN LA MIRA DEL TERRORISMO PSICOLÓGICO?
A la luz de la lucha por el poder, el tema de la seguridad es tierra de nadie. Y seguramente ese será el gran punto de los debates entre quienes buscan la gubernatura.
Para los panistas como Cabeza de Vaca y Ricardo Anaya Cortez, los problemas que ahora vive la entidad deben de ser adjudicados exclusivamente a sus oponentes priístas.
Sin embargo, el PAN gobernó al país, del 2000 al 2012 y durante dos sexenios, la inseguridad se disparó, debido a políticas erráticas o sangrientas, como la famosa guerra anti narco, desatada por Felipe Calderón. De tal suerte que, llegado el momento de la polémica, ellos no saldrían tan bien librados.
De ser ciertas las versiones, en el sentido de que Cabeza de Vaca ha contratado a un especialista en guerras negras y desestabilizadoras, nos parece que un pequeño grupo de políticos panistas, no tiene derecho a provocar el sufrimiento del pueblo tamaulipeco, pintando panoramas similares o peores a los del 2010. Este tipo de acciones sin escrúpulos, en lugar de lograr la simpatía de la población, lo único que van a conseguir es que la gente se abstenga de votar, porque, a final de cuentas, su voto de castigo se traduciría en una ausencia en las urnas.
El PAN y Cabeza en Tamaulipas, están jugando con fuego. Hasta ahora, sus intervenciones públicas, carecen de propuestas, y se limitan a lanzar ataques. En suma, no explican como van a devolverle la paz social a los tamaulipecos, y en ese sentido, sus promesas de cambio se pierden en un rollo muy sobado, que carece de sustento. Y solo busca sembrar un clima alarmista, encaminado a mantener en vilo a la población.
POSDATA: Politizar el tema de la seguridad, no es rentable para ningún partido. Al PAN es al que menos le conviene. A lo largo de seis años, la guerra imbécil de Felipe Calderón, produjo 80 mil mexicanos muertos. Muchos de ellos inocentes.