Una frase usual en los terrenos de la imagen pública es la que asienta que, para bien o para mal, la primera impresión es la que cuenta.
No escapa la política a la influencia de esa visión.
Hoy, los resultados de una encuesta aplicada en Tamaulipas sobre la posición que guardan los candidatos a la gubernatura y los partidos que los cobijan, en la antesala del proceso para elegir a los nuevos representantes de los Poderes Ejecutivo y Legislativo del Estado, así como a los sucesores en los ayuntamientos, parecen ser otro ejemplo de esas palabras.
No hay duda. En estos momentos, conforme al sondeo mencionado, el Partido Revolucionario Institucional y su candidato a gobernador, Baltazar Hinojosa Ochoa, polarizan en gran medida las preferencias de los ciudadanos y por lo tanto, la tendencia de voto.
No hay valores fortuitos en este balance. En lo relativo a Hinojosa queda claro que es el saldo de la confianza popular alcanzada en muchos años de trabajo y de servicio público del aspirante priísta al Ejecutivo estatal, cumplidos en forma exitosa. En lo que se refiere a la simpatía presente por el PRI, no cabe más explicación que la aprobación de los tamaulipecos a la gestión del gobernador Egidio Torre Cantú. No caben interpretaciones, son hechos reflejados en cifras.
Pero cantar victoria de la forma en que lo hace el encuestador José Mendoza Blanco, al definir a los 15 puntos de actual ventaja del candidato tricolor, como una distancia prácticamente irreversible, me parece, con todo respeto, que cae en el triunfalismo.
No es recomendable, no es sano, echar las campanas al vuelo de esa manera cuando todavía ni siquiera inicia el proceso formal. Para confirmarlo, basta recordar los casi 30 puntos de ventaja que sacaba Enrique Peña Nieto sobre Andrés Manuel López Obrador antes de la elección presidencial del 2012. El priísta perdió más de 20 puntos en el trayecto a las urnas.
Y en Tamaulipas, vencer al candidato de Acción Nacional no será precisamente, para el PRI, como dicen los españoles, coser y cantar. La trayectoria y el oficio político del candidato Baltazar Hinojosa, es de esperarse, serán determinantes para evitar que se tejan coronas anticipadas de laureles y se abra la puerta a excesos de confianza.
Porque en política electoral, de la misma manera en que la primera impresión es sumamente relevante y permite iniciar la marcha con pasos sólidos, la última percepción que se alcance antes de votar será la que determine no sólo al triunfador, sino el trecho entre ganador y perdedores, cuya amplitud en estos tiempos de judicialización sobre resultados, tiene una
trascendencia capital.
Mendoza Blanco lo sabe. El retrato de ese momento, es el que contará…
PRESENTE Y FUTURO
En Altamira, se trabaja no sólo por el presente, sino también por el futuro. Le diré el porqué de esta percepción.
En la reciente visita del presidente Enrique Peña Nieto a ese municipio, el alcalde Armando López le planteó dos importantes solicitudes al mandatario: Uno de ellas, su apoyo para remediar el daño que sufre el litoral costero en esa zona, cuyo adelgazamiento pone en peligro a más de 30 mil residentes de la misma; la otra, el auxilio federal para reparar el llamado “puente roto”, abandonado hace mucho, pese a su impacto en el desarrollo local.
De resolverse, las dos peticiones podrían ya no ser cargadas a los activos del edil, por concluir en septiembre su gestión, pero sí serán de enorme beneficio para los altamirenses. Bien señor alcalde, eso es pensar en los demás …
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