Es un tema social que sin querer, tiene matices políticos.
En los eventos programados por los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional para registrar a sus respectivos candidatos a gobernador ante el IETAM, el nivel de asistencia popular dejó constancia de un hecho irrefutable: los votos pesan mucho menos que los botes. Botes de cerveza.
¿Quién se acuerda en estos días de los candidatos?
Pocos. Y para muestra basta un botón: en Victoria un grupo musical congregó en un festejo vacacional a alrededor de 7 mil personas, cifra que el mismo día no alcanzó ni la mitad de los testigos en los actos políticos mencionados, sumados los dos registros.
Pero con todo y eso, los partidos deben estar contentos. ¿Por qué?
Porque si la Semana Santa hubiera coincidido con los arranques de campaña, más de un aspirante a la gubernatura hubiera soltado el llanto…
APOYO INVALUABLE
El retorno a Tamaulipas de los efectivos militares, depositarios de la mayor credibilidad de la sociedad, habla de dos aspectos sin lugar a dudas positivo para quienes aquí vivimos.
El primero desde luego, es el respirar con más tranquilidad. La serie de tragedias que han enlutado al Estado en prácticamente todas sus latitudes había hecho de la zozobra una presencia cotidiana, sin importar lugares y horarios, del entorno tamaulipeco. La normalización será, como sucede en estos casos, un proceso lento, pero ya se dio el paso principal para lograrla.
El segundo, hay que valorarlo en su justa dimensión, es la muestra de apoyo del gobierno del estado –léase Egidio Torre Cantú– a los ciudadanos y a sus familias y patrimonios en la Entidad. El que sólo falten unos meses para concluir esta administración, nunca limitó los esfuerzos de esta autoridad para revalidar el acuerdo con la Secretaría de la Defensa Nacional, que ahora obtiene resultados concretos.
Bienvenido pues, el oxígeno social que llegó a Tamaulipas…
CONFIANZA
La Semana Santa que se asoma a su final, ha tenido diversas facetas, pero su servidor se queda con el buen sabor que deja la presencia de centenares de miles de turistas a Tamaulipas. Y no es para menos esa sensación.
Nuestra patria chica ha sufrido una retahíla de señalamientos, denuncias, calificativos y críticas que pronosticaban una temporada vacacional sombría. Y para fortuna de quienes esperan estos días para sobrevivir, no ha sido así.
¿Por qué a pesar de tanta publicidad negativa los paseantes siguen llegando a los atractivos naturales del Estado?
La primera muestra de esa postura es que los tamaulipecos no negamos que nos afecta una nueva etapa de violencia. No hay secreto alguno: todos sabemos que en ese sentido caminamos sobre terrenos muy complicados.
Esa aceptación no se ha traducido en pasmo ni en estancamiento. Por el contrario, se debe reconocer a quienes no se rinden y a pesar de este escenario no se han detenido en su labor diaria y continúan trabajando, en el ámbito que les corresponde, para seguir adelante. Están generando confianza.
Y gracias a quienes nos visitan porque nos traen una lección:
Si ellos confían en Tamaulipas, ¿cómo diablos nosotros no?…
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