El año pasado, cuando los escándalos de Ayotzinapa y la Casa Blanca todavía estaban frescos y generaban auténtica indignación entre amplias capas de la sociedad mexicana, se pronosticaba que la imagen del presidente Enrique Peña Nieto jugaría en contra de su partido durante las elecciones federales.
No ocurrió. A nivel nacional, el PRI obtuvo los votos suficientes para mantener un buen posicionamiento en el Legislativo y en Tamaulipas ni se diga; todavía hay priístas que suspiran con alegría al recordar el “ocho de ocho”.
Lo anterior viene a cuento porque ayer Reforma publicó una encuesta que dibuja con fidelidad la debacle de la calificación ciudadana en torno a la labor presidencial.
En resumen: solo tres de cada diez mexicanos aprueban su gobierno; cuando la pregunta se traslada a los líderes representativos de la sociedad, la calificación es aún menor: 2.2.
¿Le afectará al Revolucionario Institucional la mala imagen del “primer priísta del país?
No necesariamente, pero para conseguir desmarcarse el tricolor deberá mostrar astucia y una estrategia fría en la que no caben contemplaciones ni sentimentalismos.
En Tamaulipas así lo hicieron el año pasado y consiguieron buenos resultados.
El primer paso fue identificar aquellos municipios donde el presidente era peor visto.
Tampico era el vivo ejemplo del “antipeñismo”. Ahí, bastaba conque un candidato lo mencionara para que despertara abucheos entre los asistentes a cualquier mitin o comentarios negativos entre los convidados a alguna cena entre empresarios, por decir algo.
La solución fue sencilla: a Peña Nieto se le consideró “innombrable” en aquél municipio, donde a final de cuentas “Paloma” Guillén, cercanísima a la cúpula del poder, obtuvo un triunfo que no resultó tan holgado como hubiera querido para ensanchar sus aspiraciones rumbos a la sucesión de Tamaulipas.
Pero fue un triunfo al fin, y en una tierra donde cada elección representa un reto mayúsculo para su partido.
En la frontera la situación no es muy distinta.
Aunque en menor grado, sobrevive el resentimiento contra el gobierno federal porque consideran que a raíz de la homologación del IVA, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público se ha ensañado con esta región. La políticas fiscales de esta administración tienen molesta a la clase empresarial, pero también a los ciudadanos “de a pie” que -con razón o sin ella- protestan por no poder legalizar sus vehículos americanos.
En el equipo de Baltazar Hinojosa hay estrategas que participaron activamente en la operación del año pasado y seguramente tienen detectada esta variable regional.
El mismo candidato debe tener perfectamente claro el tono que debe usar cuando por la mañana pisa un municipio de la zona sur, y por la noche cena en el centro o la frontera.
Sólo así se ganan las elecciones.
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