* El autor es Premio Nacional de Periodismo 2016.
Bueno sería saber hasta dónde aguantará el sistema cuando su deterioro parece irreversible. En este sentido el escribidor considera que ya son demasiadas las presiones y demandas sin que haya respuestas que garanticen el rescate de la tranquilidad cual complemento para lograr mejor calidad de vida de las dos terceras partes de la población que ahora navegan en el mar embravecido de la hodencia.
Hasta dónde aguantará digo, cuando los obstáculos sobrepasan la capacidad gubernamental de solución pronta y expedita. Y es que ante la condena internacional por el abuso contra los derechos humanos, la impunidad o la riqueza excesiva que origina la fuga de capitales rumbo “paraísos fiscales” no hay defensa posible, como sucede con la base por bolas en el béisbol.
Hasta dónde aguantará insisto, si el país va a contraflujo del desarrollo en atención a medidas que solo conducen a más atraso y dependencia del exterior sin que exista poder divino que haga entender a la gran burocracia que los mexicas no somos los perdedores que la servidumbre oficial muestra al mundo-mundial. Sea que hay historia y tradición que han de resurgir cuando la dignidad lo demande, (y todo indica que no pasará mucho tiempo para que esto suceda).
El columnista supone que la república ya no está en aptitud de padecer más desgracias y que algo importante está a punto de suceder para salvo guardar lo que resta de la gran herencia institucional escrita a sangre y fuego por otros mexicanos de probada rectitud. No se tratará por supuesto de una revolución armada ni siquiera ideológica sino del reclamo civil que al hermanarse con la indignación habrá de sacudir las estructuras políticas y económicas de este país. Sin que se dispare ninguna bala, al menos por parte de la población. Y hasta es probable que quienes vamos de salida, lo veamos. Y es que México no puede seguir sacrificando generaciones a nombre de la esperanza.
Años hubo en que al sistema se le consideraba “sabio” porque a las crisis siempre les encontró soluciones favorables, sin embargo, tal sabiduría la perdió en el transcurrir de los excesos que rebasaron la tolerancia.
Usted dirá que el voto permite el cambio por la vía pacífica sin que el reclamo social llegue a límites incontrolables, y tiene razón. Lo grave es que también ciertos procesos electorales carecen de credibilidad y por lo tanto son desconfiables a la luz ciudadana. En este punto no son fortuitos los temores de Lorenzo Córdova presidente-consejero del INE, en relación con probable insurgencia social en algunas regiones donde se realizarán elecciones en junio próximo.
De manera que el sistema se encuentra ante el gran reto de su historia y no tendrá más remedio que afrontar con seriedad la crisis. Inútil decir que por la gravedad de la situación no tiene muchas opciones y llegó el momento de realizar cirugías mayores. La primera sería la renuncia de los principales funcionarios del gobierno tricolor bajo el objetivo de salvar la figura presidencial. Se tendría que optar por un gabinete capaz de incorporar las diversas fuerzas sociales y actuar en consecuencia. Olvidar las diferencias políticas para encontrar puntos de coincidencia. Se trataría de un gobierno emergente mientras se inyecta confianza social.
Si el supremo gobierno persiste en actitudes surrealistas no pasará mucho tiempo sin que las protestas se generalicen con resultados no imaginados. Es aquí donde radica el riesgo de la inestabilidad social y política que ahora mismo afecta a diversos países latinoamericanos. Ojo, los mexicanos no somos inmunes a la enorme movilización por la justicia social que recorre un continente explotado hasta el cansancio por las fuerzas imperialistas a las que ¡vaya contradicción!, también les urge deshacerse de las oligarquías regionales. Y es que el desgaste de éstas, también llegó al límite y ya no son tan útiles como en el pasado.
El asunto está medio complicado pero es real. ¿Acaso no resultan extrañas las recientes críticas del gobierno estadounidense (por voz del secretario de estado John Kerry), hacia las autoridades mexicanas justo por la violación a los derechos humanos, corrupción e inseguridad?. Y fueron de tal rudeza que supondrían un rompimiento inminente. Desde luego que hasta este viernes a las cinco de la tarde con cuatro minutos y tres, casi cuatro segundos, no había respuesta ni siquiera de la canciller Ruiz Massieu tan modosita y gentil cuando trata con reyes, reinas y príncipes de las más viejas dinastías europeas, por el contrario de lo que ocurre cuando enfrenta la soberbia gringa.
SUCEDE QUE
Hay que contar también lo bueno y entre esto se encuentra la rehabilitación de los inmuebles que abrigan las juntas de conciliación y arbitraje en el estado, como la de Reynosa que desde hace unos veinte años permanecía abandonada. El secretario Rolando Guevara González modesto como es, apenas sonríe cuando alguien reconoce su trabajo. No busca reflectores, sólo sonríe. Y es que porta la noble herencia de su gran padre Juan José. Nada más…Por otra parte, habrá debates entre los candidatos al gobierno estatal, ya lo anunció el IETAM. Ahora falta definir la estrategia mejor dicho, la operatividad para que respondan al interés de los tamaulipecos y sobre todo que las conclusiones sean aplicables a una sociedad que desde hace tiempo perdió la inocencia. Si es que hay conclusiones si no psss no.
Y hasta la próxima.
