¿Qué es un debate?
La definición académica asienta que es un acto de comunicación y exposición de ideas diferentes e inclusive antagónicas, entre dos o más personas. La finalidad directa es conocer las posturas, bases y argumentos de los participantes, para enriquecer o modificar la percepción de las mismas.
En este año, el proceso electoral en Tamaulipas para definir la sucesión del gobernador, incluye dos eventos de esa naturaleza. El primero se registrará mañana sábado entre un número récord de candidatos: Ocho; siete de ellos representantes de un partido y uno de carácter independiente.
En apariencia, sería una experiencia vital para que los votantes tamaulipecos, de acuerdo al comportamiento de los aspirantes, confirmen su simpatía o rechazo a alguno o algunos de los protagonistas.
Pero en esta ocasión, podría quedar en eso: En apariencia.
¿Por qué?
El Instituto Estatal Electoral de Tamaulipas determinó que el encuentro se dará en forma cerrada, lo cual no sería noticia porque ya se han dado casos semejantes, si no fuera porque además de su perfil privado, tampoco será transmitido por televisión.
Conforme a lo anunciado, los ciudadanos y ciudadanas podrán seguir ese intercambio de planteamientos, ideas y hasta de acusaciones, sólo por vía de una señal de internet. Por lo menos ese era el acuerdo hasta ayer,
De concretarse de esa manera el presunto debate, su impacto se limitaría a no más del 10 por ciento de los votantes potenciales, no sólo porque una señal de ese tipo margina de su seguimiento a muchísimas personas, sino porque hasta entre quienes tienen acceso a la misma, atestiguar ese enfrentamiento verbal únicamente por ese medio les desalentará.
Con seguridad, no todos querrán cargar una laptop en pleno sábado de fiesta y “reventón” o utilizar su teléfono móvil durante horas con ese fin.
No entiendo este acuerdo.
Se supone que un debate va dirigido a los votantes en su mayor número posible, para que éstos conozcan mejor a los aspirantes –en este caso al Ejecutivo estatal– midan en lo posible su capacidad y valoren sus aptitudes como servidor público. Sólo la televisión abierta y en parte la radio pueden lograrlo, pero constreñirlo al internet es francamente aberrante.
Aún es tiempo de cambiar ese esquema. Ojalá que una, dos o todas las televisoras se “colgaran” de esa señal para hacer de ese encuentro una real oportunidad para los tamaulipecos de acercarse a la personalidad de los candidatos y a sus alcances, aunque lo dudo, por el mercantilismo que domina al tiempo en ese medio.
Ojalá que en estas circunstancias inéditas para la Entidad, el IETAM se pusiera las pilas y pensara un poco más en los votantes y un poco menos en la comodidad de los candidatos…
ESTRAGOS DEL TIEMPO
Es el lado oscuro de postular candidatos en quienes los estragos del tiempo se dejan ver de manera evidente.
En Tampico, la hija pródiga del PRI Magdalena Peraza Guerra, a sólo cinco días de iniciada su campaña por la alcaldía, se le ve agotada; mientras en Matamoros, el también priísta Jesús de la Garza no muestra el vigor que exhibió en la conquista de la diputación federal.
Queda clara una frase del anecdotario popular: No es lo mismo los tres mosqueteros, que veinte años después…
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