16 diciembre, 2025

16 diciembre, 2025

Oficio de tinieblas

Polvo del camino

* El autor es Premio Nacional
de Periodismo 2016.

Yo digo y sostengo que la cantidad de candidatos a la gubernatura significan un atentado a la inteligencia ciudadana. Estará usted de acuerdo con el escribidor en cuanto a que la mayoría sólo sirven de relleno y de ninguna manera muestran avance alguno de la democracia ya que no representan a nadie, antes al contrario, sólo son resultado de perturbadoras negociaciones en lo más obscuro del andamiaje republicano. Y es que son los mismos que sistemáticamente aparecen en cualquier candidatura llamados por la oportunidad de transformar el engaño popular al negocio que deja buenos dividendos. La prueba más elocuente es el mentado “debate” que bien sirvió para mostrar las carencias de quienes menos debían aspirar al cargo más importante de la entidad.

Elementales en sus exposiciones, grotescos en sus acusaciones, ignorantes del ama y sentimiento popular y por si fuera poco, serviles (con honrosas excepciones), que los ubica más allá de la desvergüenza. Todo esto nos lleva a corroborar la pobreza y el bajo nivel político que padece la entidad donde sólo se cumple un requisito para justificar el imperio de la burocracia. Y sobre todo lo que esta burocracia cuesta a los contribuyentes perseguidos siempre por la voracidad fiscal. Tanta carencia nos obliga a considerar que este proceso está muy lejos de las expectativas sociales. No solo eso, sino que pareciera un abuso el desperdicio de recursos que debieran ser utilizados en obras de beneficio en un estado que con urgencia lo requiere.

Por todo ello y algo más, siento decirle que al igual que en otras ocasiones los tamaulipecos no encontrarán incentivos para acudir a las urnas el primer domingo de junio. Y si no pa’l baile vamos. Asoma entonces y de nueva cuenta el abstencionismo en lo más excelso de su bondad o de su generosidad que no es lo mismo pero es igual.

Usted dirá que así es la política. El columnista no está de acuerdo porque podría ser mejor si los partidos no padecieran la mediocridad que los distingue y los ha convertido en moneda de cambio a la vista del portador. ¡Ah, bruto!.

¿RENUNCIARÍA PEÑA NIETO?.
El presidente Peña Nieto “percibe mal humor social”, así lo dio a conocer en reciente evento. Lo dice después de casi cuatro años de su mandato donde a la república no le ha ido muy bien que digamos. Es ventaja que lo acepte, solo resta actuar en consecuencia. Existe inconformidad, ciertamente, sin embargo, no hay signos de pronto remedio.

En este sentido pareciera que el supremo gobierno sigue apostando al olvido y la resignación. Ojo que el resentimiento ciudadano se acumula formando una especie de bola de nieve montaña abajo que tal vez nada ni nadie pueda contener. En esas anda nuestro país que ahora mismo es el centro de atención internacional lamentablemente como resultado de acciones oficiales dudosas o equivocadas.

No quisiéramos ser reiterativos pero la verdad es que el mundo-mundial voltea hacia México con desconfianza. No olvidéis que las últimas visitas de EPN a Inglaterra, Alemania y Dinamarca solo sirvieron para recordarle que por acá se atenta contra los derechos humanos y que al igual que durante la Inquisición, la tortura sigue siendo la peor forma de fabricar culpables.

Y ni modo que sea invento. Y deje que hasta los medios de comunicación más importantes critican estas actitudes que ubican a las autoridades (y por ello también al país) en la barbarie de remoto origen. “The New York Times” por ejemplo, este miércoles amaneció con la noticia de que la investigación realizada por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) respecto de la desaparición
de los 43 normalistas, muestra “un sistema judicial notoriamente corrupto y frecuentemente brutal”. ¡Vaya novedad!.

De manera que el gobierno mexica es condenado por todas partes y permanece arrinconado en busca de la respuesta que satisfaga la opinión trasnacional. ¿Cuál sería?. Ya se ha dicho aquí que la situación por su gravedad merece respuesta contundente. Una opción sería la renuncia de los funcionarios más polémicos que dicho sea, han mostrado enormes fallas en su tarea.

Recordéis que son varias áreas que abonan la crisis que sufre la administración pública: educación, energía, gobernación, finanzas, etc, en algunas de cuales la guerra está declarada por la sucesión presidencial. ¿Es esto el origen de todo?. Desde luego que no con todo y que sus titulares participan de un juego que pone a prueba la tolerancia ciudadana y el aguante de las instituciones. No soy quien para creer que ocurra pero si acaso sucediese, seguramente Peña Nieto recobraría el liderazgo mostrado la fecha en que fue electo. Se trataría ni más ni menos que un acto de buena voluntad a favor de las instituciones tan depreciadas y humilladas por la propia clase política.

Desde luego existe otra opción que por atrevida y valiente difícilmente veremos a pesar de que significaría dejar libre el camino para la integración de otro concepto del poder. Y no lo veremos porque el PRI es el único de los partidos que consideran a la república como propia. Así ha sucedido desde que la presunta “revolución” se hizo gobierno sin importar el accidente que nos condujo a “la docena trágica” panista.

Tendrían que ocurrir situaciones que en verdad obligaran al PRI a abandonar Los Pinos pero antes, (San Juan Dieguito no lo permita), tendríamos que transcurrir por tragedias mayores.
Antes México presumía la sabiduría de su sistema. Ahora quién sabe, en el entendido de que las instituciones sufren las consecuencias por el abuso del poder. Sea que son más frágiles que una muñeca de porcelana “Made in China”.

Quedamos en que el presidente Peña “percibe mal humor social”. Allá él si no lo toma con la seriedad que exigen las circunstancias. Después de aceptar el enojo ciudadano, ¿se atrevería a renunciar?. El columnista supone que no es para tanto y sin embargo la pregunta recorre caminos, brechas y senderos.

Y hasta la próxima.

Facebook
Twitter
WhatsApp

DESTACADAS