Era una tarde normal en Reynosa. El sol inicia su movimiento para esconderse y, del otro lado, la luna se levantaba. Los reynosenses cruzan el puente internacional, los padres de familia festejan a sus hijos por el día del niño, los criminales están en sus lugares, las fuerzas federales patrullan la ciudad.
Una jornada normal en Reynosa también es una tarde o un amanecer o un anochecer con aroma a pólvora, con el rechinar de las llantas, con el tronido de las armas, con el incendio de autos, con el robo de camionetas, con las balas zumbando el aire, con las granadas rodando por la calle.
Pero la tarde del miércoles fue distinta. El pitcher José Francisco Herrera Favela calienta en la loma del diamante. Los aficionados ven el juego amistoso en el campo de la colonia Constitución. La bola ya corría por el diamante, del lanzador al catcher, pasando por la mirada del bateador. Lo normal en una tarde deportiva en Reynosa.
La bola caliente se detuvo en el guante cuando los jugadores escucharon el estruendo de la balas. Todos se echaron contra el suelo; con el pecho pegado a la tierra que contiene el diamante. Los aficionados se resguardaron en los lugares que pudieron. Los reynosenses conocen la forma de protegerse.
Los balazos continuaron. Al silencio, los jugadores se levantaron, pero se dieron cuenta que José permanecía tirado. Se acercaron, vieron su cuerpo inerte en la loma con el guante en la mano y un chorro de sangre salía de la cabeza.
La Cruz Roja llegó al lugar; los paramédicos lo revisaron y lo declararon muerto. Los aficionados avisaron a sus familiares. La madre llegó y vio el cuerpo de su hijo tieso acostado en la loma. Al campo arribaron elementos de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) y de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
A la par del partido, a un kilómetro del campo, elementos de la Secretaría de Marina (Semar) se enfrentaban con presuntos delincuentes armados. Los marinos disparaban desde dos helicópteros a camionetas que circulaban por la colonia Rancho Grande.
Los informes periciales no son claros. Las líneas de investigación suponen que la bala pudo provenir de un enfrentamiento. El proyectil atravesó más de un kilómetro hasta la cabeza de Herrera Favela. Sin embargo, la investigación todavía no concluye. El hermano del difunto, Gilberto Herrera Favela, declaró que en la zona escucharon dos balazos, las personas comenzaron a correr, Jorge Francisco cayó al suelo.
El periódico Hora Cero recogió los testimonios de familiares y amigos del joven de 29 años. “Mi hermano tenía aproximadamente 13 años de ser payaso, le gustaba dar shows en algunas fiestas y aunque no tenía nombre artístico siempre lo conocían como ‘Panchito’ o ‘El Chino’, además también fue danzante de peregrinación” , dijo Gilberto Herrera.
Ayer por la tarde, sus compañeros danzantes despidieron a José Francisco con una ceremonia. Esta es una tarde normal en Reynosa. Una tarde de violencia. Empero, tal vez el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, diga que es una tarde de logros en materia de seguridad. Un momento más de gloria oficial, de los muchos que presume cada ocasión que visita Tamaulipas.
Puertos de inseguridad
Aunque la Secretaría de Comunicación y Transportes (SCT) esconda la información de los problemas de inseguridad en los puertos, el vicealmirante de la Secretaría de Marina, José Luis Arellano, declaró que los puertos de Veracruz; Altamira, Tamaulipas; Lázaro Cárdenas, Michoacán; y Manzanillo, Colima, son los que tienen más reportes por robo de mercancía y tráfico de productos legales e ilegales.
El funcionario habló en el contexto de la iniciativa para transferir las capitanías de puerto de la SCT a la Semar, que envió el presidente de México, Enrique Peña Nieto, al Senado. La propuesta del Poder Ejecutivo, según la información de prensa, quiere cerrar el paso al comercio ilícito y a las prebendas políticas que se otorgan en las Administraciones Portuarias Integrales.
Hasta ahora los funcionarios de las API’s tamaulipecas no han hecho público su opinión. Los directores han optado por el silencio, pero será difícil que alguno alce la voz contra su jefe máximo. Por lo pronto, la Semar aclaró que los mil 130 empleados de la SCT que trabajan en puertos se podrán incorporar a sus filas. Justo ahí algunos trabajadores deben sentir miedo, pues en la Secretaría de Marina la corrupción y los vínculos indeseables pocas veces se toleran.
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