En el curso de la semana recién terminada, Tamaulipas fue nuevamente blanco específico de una denuncia formulada por la Cámara Americana de Comercio. La enésima desde hace algunos años.
Tal vez usted escuchó o leyó algo al respecto. En un documento oficial denominado el “Informe de Seguridad Empresarial en México: retos y tendencias 2015-2016”, se da cuenta de que la inseguridad había obligado a seis empresas de perfil internacional –de las cuales por cierto no menciona sus nombres– a abandonar las ciudades que tenían como sedes en nuestro país.
El anuncio, disfrazado de general, en realidad lleva dedicatoria: Menciona que las dos entidades que más problemas tienen en ese sentido son el Estado de México y Tamaulipas.
¿Qué tiene de especial el nuevo boletín del organismo conocido como AmCham?
Sería iluso y hasta estúpido negar en estas líneas lo que sucede en el terreno penal en nuestra patria chica –tan agraviada en todo su territorio por la ilegalidad– así que el propósito es exponer una duda razonable sobre los presuntos efectos que esas circunstancias tienen, según ese organismo empresarial, sobre el escenario económico de nuestro Estado. Concretamente, sobre la supuesta huida de consorcios extranjeros.
En ese contexto, le invito a lanzar una ojeada a los casos de las dos ciudades más pujantes de Tamaulipas: Altamira en la zona sur y Reynosa en la frontera con Estados Unidos.
Ayer mismo, este periódico dio cuenta del extraordinario desarrollo económico de Altamira y Reynosa, que ha convertido a la primera ciudad, como lo apunta el título del trabajo periodístico, en el municipio “más deseado” de Tamaulipas, seguido de cerca por la urbe norteña.
Altamira es la zona más dinámica de la entidad, en la cual están en proceso de instalación 27 empresas que están invirtiendo 1,890 millones de pesos para generar 5 mil 869 empleos con inversiones de origen chileno, canadiense y coreano. Altamira se lleva el mayor número de expansiones con ocho.
Bastan dos ejemplos: Dupont México va con 500 millones de dólares a ampliarse en los segmentos químico y petroquímico; mientras el Grupo Alfa invierte 700 millones de dólares en una planta de energía en ese mismo puerto.
Reynosa no va a la zaga. A pesar de su fama negativa, la ciudad es un auténtico imán para vivir y prosperar en ella. Su comercio internacional es tan sólido que está en proyecto la construcción de un nuevo puente binacional y la industria maquiladora ha registrado 26 expansiones en los 12 meses cercanos. Walmart se niega a dejar la zona y por el contrario planea abrir nuevas sucursales, además de un dato que no deja lugar a la duda: Más de medio millón de pasajeros volaron a Reynosa en 2015 y se inauguraron dos vuelos más para enfrentar ese “boom” reynosense.
Y la joya de la corona: Chevron, una de las “Siete Hermanas” del petróleo, está lista para empezar a operar en Tamaulipas.
¿Cuáles fugas de empresas, señores de la Cámara Americana de Comercio?
No sólo en materia económica es cuestionable la visión de los empresarios gringos sobre Tamaulipas. Conforme a las estadísticas de la organización civil Semáforo Delictivo, los estados con mayor violencia y homicidios en México son ciertamente el Edomex, acompañado de Guerrero, Michoacán, Morelos, Colima y Zacatecas. A nuestra Entidad no lo ubican como punto rojo extremo.
Insisto: No es posible ocultar el sol con un dedo y negar que nuestra Entidad sufre de una severa crisis en materia de inseguridad pública. Necesita con urgencia atención especial para no seguir caminando en ese dramático camino y escalar a posiciones indeseables.
Pero de eso a afirmar que en Tamaulipas hay fuga de capitales, media una distancia muy considerable…
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