Se generó el miércoles pasado como una buena noticia aparente, pero aciaga en la realidad.
La parte positiva es que los partidos políticos y los candidatos independientes que participaron en las pasadas campañas locales en Tamaulipas terminaron inesperadamente, unidos.
La parte negativa, es que lo hacen para tratar de eludir a la ley.
No hay excepción. Desde los “monstruos” históricos como el PRI y el PAN y en menor medida el PRD, hasta los pequeñines y bisoños, acordaron establecer un frente común para impedir que las autoridades electorales les apliquen multas por violaciones a la normatividad en la materia, cuya suma rebasa los 30 millones de pesos.
En este escenario que sería anecdótico y termina en trágico por la ausencia de moral partidista, una serie de preguntas brota en forma natural:
¿Y la honestidad a la cual en sus respectivas campañas se comprometieron esos partidos a observar y hacer respetar?
¿Y el apego a la ley que dijeron en su momento los candidatos era la piedra angular de sus plataformas para ganar votos?
¿Y los señalamientos virulentos contra la corrupción y contra quienes manipulan al estado de derecho para su beneficio particular?
Desde este momento se los puedo asegurar. Ni uno solo de esos membretes cumplió con los límites de gastos en sus acciones proselitistas y ni uno solo entregó cuentas transparentes. Aún así, libran una batalla para no sacar el dinero de las carteras institucionales o en algunos casos, de las personales, a donde fue a parar buena parte de los recursos manejados.
Lo más grave no es la postura de los partidos o sería más correcto decir de los directivos de esos partidos. Lo más inquietante es que puedan salirse con la suya y conseguir, como se estila en nuestro bendito país, un perdón disfrazado a sus tropelías.
Y hay que señalar lo siguiente:
Nada malo tendría que un partido buscara eludir una multa, si en los hechos hizo de la ley su campo de acción. Tendría todo el derecho –nadie lo negaría– de pelear la integridad de su patrimonio si ese fuera el caso.
Pero lamentablemente no existen esas circunstancias. Las respectivas dirigencias saben perfectamente que cometieron deslices por los cuales deben pagar pero a lo cual no están dispuestos a hacerlo. Y para lograrlo están decididos a intentar toda suerte de argucias y lagunas, divorciadas de la moral y ética que tanto
pregonaron en sus actividades para llegar a las urnas.
En otras palabras:
La hiriente paradoja es que buscan escudarse en la ley, para tratar de burlar a la misma…
JUSTICIA Y CORTESÍA
Me parece que en medio de la crisis que vive Victoria en servicios públicos como el mantenimiento de calles y recolección de basura, quienes residimos en este municipio no podemos presumir de justos en la calificación negativa de las autoridades municipales.
Ciertamente los problemas en esta localidad son más grandes que la capacidad económica y material para enfrentarlos y resolverlos, pero también me queda claro que desde el alcalde Fernando Méndez hasta el último de los trabajadores de obras públicas o limpieza, no se han cruzado de brazos ante la adversa situación que rige
en Victoria, como siempre sucede al final de un trienio.
La evidencia ahí está: se sigue bacheando, los camiones recolectores de desechos continúan recorriendo la ciudad, se prosigue en el reemplazo de luminarias y no se ha cedido en el arreglo de jardines, por citar algunos renglones.
Reconocerlo es confirmar la vieja frase de “lo cortés no quita lo valiente”…
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