CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- En México se leen 5.3 libros al año, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Lectura 2015, realizada por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).
Pero en Tamaulipas no se conoce cuál es el promedio de lectura de sus habitantes, ni cuáles son los municipios donde existen más lectores.
“No tenemos ahora en estas fechas un estudio que nos permita ver con claridad estos detalles, el dato más reciente que tengo es que teníamos a nivel nacional una cifra de 1.5 libros al año por lectura en México, es una media nacional, se hizo otro corte hace como tres años y resultó que habíamos aumentado a 2.5 y hasta 3 libros por lectura al año. Esto quiere decir que en seis años se duplicó el número de lectores, pero esto de todas maneras es muy bajo”, dice Arturo Medellín Anaya, Director de Fomento Editorial en Tamaulipas.
La estadística de Conaculta representa una cifra aún inferior si se compara con los 47 libros que se leen anualmente en Finlandia o los 10 libros que se leen al año en España.
Medellín Anaya propuso a las autoridades estatales medir el impacto que tendrían en la sociedad los más de 150 títulos de libros editados en este sexenio por Fomento Editorial en Tamaulipas.
Deseaba medir quienes son esos 50 mil lectores que conformaban los círculos de lectura que existen en la entidad, quería conocer qué estaban leyendo…
Pero la falta de recursos y los recortes presupuestales que siempre afectan al ámbito cultural hacen que al término de 6 años, la nueva administración que ingrese al estado empiece de cero.
Una tradición milenaria en la entidad que evita avanzar peldaños y todos comienzan otra vez deletreando.
Se cree que el mexicano no paga por los libros, ya que la encuesta de Conaculta reveló que 3.5 de los libros que se leen en un año llegan a nuestras manos por gusto; y 1.8 de los libros que se leen es por necesidad y el 59.1 por ciento de los lectores han comprado sus libros y un 11 por ciento los descarga en la red de manera gratuita.
Incluso se registró el préstamo de libros entre los amigos, cifra que asciende a un 40.6 por ciento de los lectores en México.
“Los círculos de lectura es una labor que se puede medir y que se debe hacer con toda precisión, deberíamos de saber en dónde están, de qué edades son, cuántos libros tienen esos lectores en su casa y con esa información se pueden hacer mejores políticas públicas. Si hubiéramos tenido presupuesto suficiente para eso, hubiera sido importante poder dejarle a la gente que viene (la nueva administración estatal) estos instrumentos de medición, que les permitiría proyectar lo que deben ser y no desperdiciar el tiempo en lo que ya se hizo, ese es un rasgo de este tercermundismo”, se queja Medellín.
Y propone que el Gobierno de Tamaulipas tenga su propia editorial para la venta de libros que a la vez permita la creación de un fondo revolvente que asegure la edición de libros.
“Necesitamos vender los libros no podemos estar siempre subsidiando la lectura”, sentencia.
Y por supuesto pide la creación de más librerías en la entidad, en este aspecto recuerda cuando en Reynosa había 8 librerías, en Tampico 4, Victoria, tenía la librería Cosmos, Santander, La Urraca y la Kapa.
Ahora sobreviven tres en la capital del Estado, entre ellas EDUCAL, la librería de Conaculta que se considera la más importante en ventas en el noreste del País.
Arturo Medellín, no maneja las cifras de venta de EDUCAL, pero le satisface que al menos ya no esté endeudada respecto a su manejo y que se haya convertido en la librería favorita de Victoria.
“Desde que se instalo estuvo perdiendo, porque estaba en el Museo Tamux e iba poca gente, ahora que se cambió al Centro Cultural ha servido”, opina.
“Lo que también nos hace falta es hacer bibliotecas en lugares bien ubicados, porque tenemos un déficit de muchos años. Tenemos 140 bibliotecas en la entidad y necesitamos al menos doblar esa cantidad, al menos en las que nos corresponden a nosotros tenemos déficit, pero estas deben crearse con una nueva idea, espacios libres de la palabra”, agrega.
Arturo Medellín Anaya, escritor potosino, sólo hace una observación a las nuevas generaciones.
“Independientemente de la tecnología lo más interesante es saber pensar, tener algo que pensar y algo que decir y compartir, el gran problema es que todos los medios electrónicos están obligando a una especie de incultura generalizada que compartimos por nuestras propias ignorancias.
Cuando comuniquemos ideas o pensamientos mágicos, estos deben ser reales y trabajados. Si comunicas a partir del ocio, sólo se comunican tonterías.
No hay otra manera de aprender a escribir que leyendo. Pero también hay que leer lo bueno, porque también me he topado que se quiere promover a algunos jóvenes que no tienen nada que decir y se les quiere ver como si fueran el futuro Premio Nobel, cuando su inspiración en Harry Potter y su motivo es el comercio no la cultura, así que cuídense, sí quieren ser escritores, porque eso es un trabajo de años, la mayoría de los escritores comienzan a ser sólidos luego de los 40 años”.
Alguien debió haber leído
“Logramos en estos seis años repartir casi un cuarto de millón de libros de autores tamaulipecos, de literatura nacional e internacional, tratando que hubiera una oferta. Creo que si ahora se hiciera una buena encuesta pudiéramos decir que sí se logró algo, pero no se hacen estas encuestas por el costo”, celebra Arturo Medellín Anaya, director de Fomento Editorial en Tamaulipas.
“Propuse varias veces tener un seguimiento de lo que eran círculos de lectura para tener una base de datos y saber con cuántos lectores habíamos contribuido nosotros. Yo puedo decir que son 50 mil pero no lo puedo certificar”, explica.
Medellín Anaya compartió lecturas en voz alta mientras recorría el Estado cumpliendo también una de sus metas: hacer que en Tamaulipas se conociera a sus escritores, le dio rostro a los poetas y tejió redes para interconectar la labor de la escritura entre los hacedores de libros, de poemas y reflexiones que aportan al desarrollo intelectual y con ello a la construcción de sociedades críticas y por ende sociedades adelantadas a su tiempo.




