Si en el mundo artístico, los funerales de Juan Gabriel, aun no se disipan del todo, en el cosmos del gabinete peñista, el divo más famoso de la sucesión presidencial, acaba de derrumbarse. La caída de Luis Videgaray es la parte más visible de la profunda crisis política por la que atraviesa el sexenio priista, presidido por Enrique Peña Nieto.
El Presidente acaba de cambiar de caballo sucesorio. Pone en el partidero de emergencia, a su compadre y amigo Luis Enrique Miranda Nava. En lo que se refiere a Osorio Chong, la tiene muy cuesta arriba, pero todo puede suceder. Para algunos, difícilmente van a dejar llegar al chino. De hecho, con lo que acaba de ocurrir, se ha lastimado seriamente la alianza entre el grupo mexiquense y el llamado grupo Hidalgo.
Lo que se vive ahora, es el epílogo del enfrentamiento entre Luis Videgaray y Miguel Ángel Osorio Chong, que ya les habíamos descrito en esta columna. Apenas, el pasado 30 de agosto publiqué una colaboración con el título, “Se recrudece la guerra Osorio-Videgaray”, y en el primer párrafo, señalaba: “A solamente 24 horas de que se produzca el cuarto informe presidencial, la sorda guerra entre los dos principales hombres del gabinete peñista, se ha tornado más virulenta que nunca”.
Ayer, empezó el principio del fin, de la llamada triada del poder, en Los Pinos. El diseño del trinomio peñista, ha fracasado estrepitosamente, demostrando que el acto de centralizar decisiones, en una época caracterizada por la crítica en los medios y en las redes sociales, simplemente no funciona.
Contradictoriamente, si usted observa las fotografías del protocolo del relevo de Videgaray, pareciera que, el más molesto o preocupado con su salida es Osorio Chong. ¿Y sabe por qué? Porque, el ministro de Gobernación sabe, y bien que sabe, (como diría un célebre ex gobernador tamaulipeco), que, de ahora en adelante, se tendrá que enfrentar al cadáver político de su adversario, que es un luto demasiado pesado, en el afecto de su jefe, el presidente Peña Nieto.
Los videgarayistas, como era de esperarse, han hecho causa común con su jefe, y han renunciado. Para algunos, la salida de la artillería draconiana de Hacienda, pudiese derivar en la mudanza hacia un escenario fiscal de dientes menos agresivos.
Pero lo más seguro es que, el regreso de Juan Antonio Meade a la oficina que presidió en el calderonato, siga la misma directriz, de fustigar con impuestos a la sociedad, ante la falta de ingresos petroleros, y la baja en las remesas enviadas desde USA.
Viendo las cosas desde este ángulo, habrá que ver el desempeño de Meade, en una Secretaría donde por fuerza se tiene que ejercer el papel de villano. Seguramente vendrán más aumentos a la gasolina, incrementos en los precios de los alimentos, en las tarifas de la luz, y eso lastima los bolsillos ciudadanos. En SEDESOL, Meade estaba en una burbuja generosa. En Hacienda, lo envían de nuevo a la guerra y al desgaste.
Mientras se acaba de digerir este crucial reacomodo, de cara al 2018, la llegada del compadre del alma de Peña Nieto, Luis Enrique Miranda Nava a la Secretaría de SEDESOL, confirma una lógica por demás desafortunada: la lógica de colocar en puestos claves a los amigos. El de Peña Nieto, ha sido un sexenio, donde se ha dado la espalda a las alianzas sociales y a los mexicanos mejor preparados del país. A cambio de ello, se ha privilegiado el regreso de las camarillas y los pequeños círculos de influencia.
Si usted me pregunta cuáles son los nuevos presidenciables del gabinete peñista, le diré que, la llegada de Luis Enrique Miranda a SEDESOL, hay que verla con mucha atención. Le están entregando el costal político más jugoso que un sexenio pueda tener, como es la caja de los regalos asistenciales. Cualquiera que llegue ahí, es porque trae proyecto. Aunque aun no sabemos, si dicho personaje podrá crecer, dados sus antecedentes como operador del trabajo sucio, desde que EPN era gobernador mexiquense, a la fecha.
La presencia de Miranda como el nuevo Santa Claus de la política social, presagia, un claro cierre de filas, en el grupo consentido del Presidente, donde lamentablemente, no figura Osorio Chong.
Lo único que puede esperar, el ex gobernador hidalguense, son los efectos de la revancha.
————QUE ALEJANDRO GUEVARA LLEGA A LA PRESIDENCIA DEL PRI ESTATAL—
En las latitudes del priismo tamaulipeco, se habla sobre la inminente llegada de Alejandro Guevara Cobos a la dirigencia del PRI estatal. Y es que la abrupta salida del padrino Videgaray en Hacienda, traerá necesariamente un importante reacomodo político, a nivel nacional.
Por otra parte, se habla ya sobre la cercana relación de Guevara con quien desde hoy, acaba de asumir como el nuevo Secretario de SEDESOL, Luis Enrique Miranda Nava.




