MATAMOROS, Tamaulipas.- A la edad de 91 años falleció la reconocida maestra Martha Rita Prince Aguilera, quien siempre fue conocida como la “Maestra de Matamoros”.
Llegó a esta frontera a la edad de 20 años y fue la profesora más conocida de la ciudad.
Marta Rita Prince vivió su infancia, adolescencia y parte de la juventud en Parras de la Fuente, Coahuila, pero por circunstancias de la vida nació en un rancho de Laredo, Texas, un 29 de enero de 1925.
Precisamente su familia es de aquella ciudad coahuilense, de donde tuvo que emigrar muy joven -a los 14 años- a Saltillo, para estudiar en la Benemérita Escuela Normal.
Su madre, Virginia Prince Aguilera también fue maestra. Tal vez por eso le nació el gusto por la docencia.
Llegó a Matamoros para trabajar en la Secundaria Federal número Uno, donde impartió la clase de español, pero como en aquellos tiempos había que hacer de todo, también fue maestra de deportes y danza.
Durante su paso por la secundaria -30 años-, fue maestra de grandes personalidades, no solo de esta frontera, sino del estado, como es el caso de los ex gobernadores Manuel Cavazos Lerma y Tomás Yarrington Ruvalcaba.
Pero también del ex alcalde Sergio Martínez Calderoni y el reconocido político Homero Díaz.
Pero como ella misma lo decía, también lo fue de otras personas de bien que hoy en día forman parte de esta importante sociedad matamorense.
La maestra fue la mayor de la familia Prince Aguilera, integrada por sus hermanos Magdalena, Lázaro y Alicia.
Se caso con Oblester García, con quien procreó a Marta Virginia, Raúl Oblester, María de los Angeles y Tomás Guillermo.
UNA GRAN TRAYECTORIA
Durante su trayectoria, la maestra Marta Rita Prince ocupó varios cargos públicos, entre los que destacan haber sido regidora y directora del Museo Casamata, por dos ocasiones.
En sus última entrevista, la maestra comentó que después de haber participado en el proyecto de reconstrucción de la secundaría Uno, formó parte de la Asociación Amigos del Museo Casamata, sitio que consideró su segunda casa.
Pero también fue parte fundamental en la fundación de la Escuela Superior de Música, del Colegio San Juan, así como de la remodelación del Teatro de la Reforma.
Es autora del libro Desde el litoral de la mujer, así como el de Mis Amadas Virginias y yo, este último una autobiografía en la que narra gran parte de su vida en Parras de la Fuente y Matamoros.
Sus amadas Virginias, como ella misma decía, son su abuela Virginia Aguilera Gómez y su madre, Virginia Prince Aguilera.
En el libro narra su vida, desde que nació, el tiempo que compartió con su madre en una escuela rural, sus días como alumna en la normal, así como cuando tuvo que emigrar.
Fue un 21 de octubre de 1945 cuando llegó a Matamoros, por recomendación de su tutor en la escuela, el maestro Filiberto Morales, a quien el profesor Pedro Astudillo le había solicitado le recomendara a la mejor estudiante de la normal.
De esta forma fue como, explica en su libro, se recomendó a su amiga Gloria Flores, “la gloria de la escuela”.
Pero ella no aceptó la propuesta de venir a Matamoros, debido a que su papá estaba enfermo, y le dijo a la maestra Marta Rita Prince que hablara con el profesor Filiberto, y así lo hizo.
SUS VIRGINIAS
Ya en esta frontera vivió una semana con la familia del profesor Pedro Astudillo, pero después le consiguieron alojamiento con la familia De la Garza, a un lado de la secundaria.
Después vivió con otros parientes de esta misma familia.
Con el paso del tiempo, cuando por fin le pagaron, rentó una casa que se ubicaba por la calle Sexta, entre Victoria y Rayón. Para entonces ya estaba su mamá y sus hermanos en Matamoros.
Se fue a vivir con su madre y hermanos a otra casa localizada en la calle Quinta, entre Bravo y Bustamante; después se mudaron a la calle 14, entre Bustamante y Herrera.
Ya pasado el tiempo adquirió un terreno y junto con su esposo construyó la casa donde vivió hasta su muerte, en la calle Laguna Jasso entre 18 y 20, de la colonia Buenavista.
En su libro también narra cómo era el Matamoros de mediados del siglo XX, cuando la ciudad era una provincia donde “caminaba uno tranquilamente por las calles”.
En sus pláticas, siempre recordaba que cuando llegó a esta frontera su hermano Lázaro estaba muy pequeño: “nos sentábamos en la acera, en las tardes, a platicar, pero ahora ya no se puede”.
“La ciudad ha crecido mucho y por lo mismo, la situación es muy diferente a la de hace años, cuando uno acababa de llegar a Matamoros, a una ciudad donde para entonces se respiraba una gran tranquilidad”, comentaba.
Durante el tiempo que estuvo frente a grupo, Marta Rita Prince se supo ganar el respeto y cariño de sus alumnos, y es por eso que hoy en día la siguen recordando aquellas generaciones de estudiantes.
Cuando salía de sus casa siempre se encuentra con alguno de sus alumnos, comentó Alicia, la menor de sus hermanas, quien dijo que muy seguido la invitaban a reuniones de aquellas generaciones.
“Cuando alguno de sus alumnos se la llegaba a encontrar en la calle les daba mucho gusto, y siempre le decían que está igualita, pues su fisonomía es igual a la de hace años”, comentó Alicia.
Incluso, hay personas a quienes les dio clases en la secundaría, y quienes le hablaban de otros estados del país, donde actualmente radican.
Siempre recibió llamadas de afecto, principalmente el 15 de mayo, Día del Maestro.
Sus restos eran velados en la funeraria Lozano, de Matamoros.