-Ayer me llamaron de México para asuntos del partido.
– ¿Fue algo importante?
– No, la comisión de siempre.
– ¿Y cuál es la comisión de siempre?
– Pues la de mapache, amigo; cuál otra debía ser.
– ¿Le llamaron del PRI?
– No, ahorita milito en el PANAL, y la comisión que me asignaron es que meta mano en las próximas elecciones que se efectuarán en Tamaulipas.
– ¿Le dieron alguna consigna o comisión especial?
– Bueno sí, varios jefes me pidieron que atacara a Alejandro Guevara Cobos, porque es tan pedante que todavía se siente el próximo senador de Tamaulipas.
-Oiga, entonces usted es un súper mapache.
– Claro, soy el mejor mapache del noreste y tercero a nivel mundial, pero me gusta más que me digan alquimista, es más elegante.
– Oiga, pues lo felicito, y ¿desde cuándo empezó usted?
-Yo soy alquimista desde que nací. Casi desde la cuna mostré mis facultades y mi mejor atraco fue en 1988 cuando trabajaba en el PRI, y atracamos a Cuauhtémoc Cárdenas y llevamos a la presidencia al “Pelón Salinas”.
– ¿Y qué recuerdos tiene de esa primera experiencia?
– No, pues fue todo un shock, un deslumbramiento; algo así como el primer amor. Cuando me robé la primera ánfora quedé marcado para siempre. Y ahí descubrí que el atraco electoral sería mi vocación y mi destino.
– ¿Supongo que en su larga trayectoria política ha recibido usted grandes satisfacciones económicas y políticas?
– No, de ninguna manera, los jerarcas del PRI jamás han reconocido públicamente a alguno de sus alquimistas. Nuestra vida es más oscura y clandestina que la de un espía o de una “maciza” en pueblo chico. Cuando algún compañero ha sido descubierto “laborando”, los dirigentes del partido siempre han jurado no conocernos. Nuestra labor es ingrata, por eso me cambié al PANAL.
– ¿Y cómo le han respondido los candidatos que ganan con el apoyo de usted?
– Mal, amigo, muy mal. Primero andan con el “niño atorado” y el “Jesús en la boca” y luego ni el saludo nos dan. Uno expone la vida por ellos y ellos ni siquiera exponen la cartera. Nuestra profesión es más arriesgada que la de los políticos y mucho menos productiva. Desde 1929 hasta la fecha hemos sido los defensores más sólidos del sistema y jamás nos han pagado lo que merecemos.
– ¿Cuáles han sido sus mayores éxitos?
– Pues, como ya dije: donde yo me he sentido campeón y casi divino, fue cuando apoyé al PRI en las elecciones de Carlos Salinas de Gortari. Ésas si fueron “Mapachadas de lujo”, amigo, las demás han sido vaciladas. Ganamos desde una semana antes de las elecciones, y por un amplio margen. Después se cayó el sistema, pero eso ya no fue culpa nuestra.
– ¿Ha formado usted algunos discípulos?
– Mis mejores discípulos en Tamaulipas han sido Raulillo Ramírez, Bladimir Martínez y Ricardo Gamundi, aunque por ahí andan algunos impostores que se ostentan como tales, pero yo los desconozco.
– ¿Y cómo ve usted el futuro del mapachismo?
– El futuro somos nosotros, mientras la democracia tenga enemigos y los abstencionistas estén emperrados en no ir a votar. En las próximas elecciones volverán a pelarnos los dientes las calaveras, porque todas las ánforas quedarán embarazadas.




