He realizado dos comentarios al respecto y quiero apuntalar mi propuesta bajo las consideraciones estéticas y sociales de un proyecto artístico que nos represente como pueblo de paz. Se trata de consolidar un proyecto convocatoria a los artistas más representativos de la región fronteriza. Una obra de arte de esta naturaleza atrae los reflectores para que propios y extraños
visualicen el poder creativo de los artistas en frontera.
Los artistas tamaulipecos hay que reconocer, no pertenecemos a las esferas de promoción nacionales e internacionales, ya que la gran órbita cultural se subscribe a las metrópolis económico-culturales como son Jalisco, Nuevo León, la Ciudad de México, y dentro de esa esfera, Puebla y Oaxaca.
Hablo de la promoción y adquisición de obra de arte. Siendo mi estado, una puerta abierta en frontera aún no hemos asumido el papel del arte del Siglo XXI. Esto es, una plataforma coordinada que explote la potencia creadora de los artistas. Ya en otras ocasiones he planeado que existe una decena de artistas que bien pueden configurar un bloque compacto-estético de extraordinaria calidad.
La propuesta mural ; “Un Muro por la Paz”, es una obra en coyuntura estético-social ya que nos brinda un panorama que abre en “close up” la figuración pictórica escultórica más apasionante de los artistas de Tamaulipas. Plantea en sí, la apertura a una plataforma cultural activa creando lazos muy importantes con las instituciones educativas y culturales de nuestro vecino Estado de Texas.
Propone en sí, una visión contemporánea para el acercamiento con nuestros vecinos con los lazos del arte y la cultura, como instrumento navegador de nuestra imaginación y de concordia.
Se ha olvidado en frontera, por ejemplo, una galería en cada una de las entradas de los grandes municipios como lo es Laredo, Reynosa y Matamoros, galerías donde estén presentes antes que nada, nuestros artistas.
La promoción de artistas que observamos en televisión, en el caso de Milenio TV, “la poesía vista por el arte”, etc., es parcelaria y miope, no representa en gran parte una mirada critica sobre el arte mexicano actual.
Se debe a que pertenecemos a las élites culturales del país, representadas por el poder económico y obviamente cultural, como lo es Monterrey,
Guadalajara, Puebla, la Ciudad de México. Y otras formaciones que por tradición cultural y calidad pictórica mantienen esa hegemonía como lo es Oaxaca y San Miguel Allende.
Es hora de dar un salto del siglo pasado al presente, un viaje al futuro.
Mi propuesta se argumenta en un sentido crítico de nuestra realidad cultural y porque he sido testigo y participado de los procesos culturales de mi estado.
Un mural que reafirma nuestra condición de artistas, una propuesta que involucre a todos, un muro por la paz en tiempos en que la inteligencia y la dignidad son los brazos más importantes del sueño y su aplicación real.
Pensemos en los artistas, preocupados por el arte, salgamos del discurso ranchero para entrar en el discurso de la imaginación del Siglo XXI, por medio del arte y para el arte…