CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Son tal vez los que menos se beneficiaron con su amistad, para ellos era suficiente un abrazo, un saludo, la esperanza de un Tamaulipas mejor que la mañana del 28 de junio de 2010 se frustró cuando a balazos le quitaron la vida a su “Doctorcito”, a Rodolfo Torre Cantú.
Sobre el kilómetro nueve de la carretera a Soto La Marina, la pálida luz de unas veladoras y dos coronas de flores revelan que el recuerdo del candidato del PRI a la gubernatura de Tamaulipas, vive más fuerte no en la clase política, sino en ese llamado voto duro, entre los de a pié, entre aquellas mujeres de la batucada priista que hoy le siguen llorando.
Han pasado dos mil 555 días desde aquella trágica fecha, exactamente siete largos años en los que no ha llegado ni la justicia, ni la tranquilidad por el asesinato del ex diputado y ex secretario de Salud, al que le arrebataron la vida junto a Enrique Blackmore Smer y sus tres escoltas: Luis Gerardo Soltero, Francisco David López y Rubén López.
Hasta la cruz de mármol blanco colocada a escasos diez metros de donde quedó el cuerpo sin vida de Torre Cantú, este año no llegaron mariachis, ni caravanas,
tampoco hubo dispositivo de seguridad. Unos cuantos globos blancos adornaban la improvisada capilla, flores y un cigarro Marlboro blanco sobre la cruz de Enrique Blackmore que lo consume el viento y el tiempo.
Este día la lluvia amenazaba ciudad Victoria, pero no una tormenta como la que trajo el Huracán Alex aquel lejano 2010; nubes negras invadieron el cielo ayer por la tarde, eran unas cuantas, pero las suficientes para espantar a los militantes priistas del edificio que alberga el Comité Directivo Estatal, en el bulevar Praxedis Balboa.
La actual líder, Aída Zulema Flores Peña, organizó un evento más modesto, mucho más sencillo, al interior del edificio de Icadep, donde cabían unas cien personas.
En primera fila estaba la viuda, Laura Graciela “Beba” de la Garza Montoto, acompañada por su padre, Enrique de la Garza y María Eugenia Torre Cantú, hermana de Rodolfo y de Egidio, el ex gobernador que brilló por su ausencia, que ésta vez no acudió con su acostumbrado reclamo de justicia, como los seis años anteriores.
Entre la clase política más se habló de la disputa por la dirigencia priista en el estado; Sergio Guajardo, Ramiro Ramos, ‘Betico’ Valdez, ‘Tino’ Sáenz, Antonio Martínez Torres y los actuales miembros de la bancada tricolor en el congreso del estado hicieron guardia de honor.
La solemnidad de nuevo se rompió con las porras de ellas, las más fieles, las mujeres del voto duro que sollozaban cuando se leía la biografía del que aseguran sigue siendo su líder… “porque un líder nunca muere”.
La estatua de Rodolfo Torre, en la explanada del PRI, luce sola, abandonada, ni una flor le llegó este día.
Las nubes negras de la tormenta pronosticada se multiplican y el cielo se viste de un manto oscuro; se suma otro 28 de junio, fecha trágica para el priismo y de nueva cuenta el cielo vuelve a llorar.
Autoridad debe esclarecerlo: ‘Beba’
Arturo Rosas H.
En el séptimo aniversario luctuoso de Rodolfo Torre Cantú, su esposa Laura de la Garza, consideró que será la autoridad la que deberá de dar una respuesta ante el esclarecimiento del homicidio del ex candidato a la gubernatura en Tamaulipas.
A diferencia de otros años, fue una ceremonia de 20 minutos.
Los priistas recordaron a Rodolfo Torre Cantú en el séptimo aniversario luctuoso, concentrados en el salón de Icadep.
No hubo evento en la explanada del Comité Directivo Estatal como otros años. La presidente del PRI, Aída Zulema Flores Peña, señaló que un acto de preventivo ante el pronóstico de una tormenta eléctrica que estaba pronosticada.
Aquí se recordó parte de su carrera política y de su vida, sus frases y el legado que dejó como ser humano.
Han sido siete años “muy difícil, pero aquí está, siempre presente”, remarcaba “Beba” de la Garza ya a la salida del evento luctuoso.
“Rodolfo no necesita un día, está siempre presente, en lo que hacemos, en todo”.