Hace unos días, transitando por la Entidad percibí a la Nueva Policía Estatal de Auxilio Carretero. No cabe la menor duda de que se está trabajando en el tema; sin embargo, la realidad no cambia inmediatamente y quizás tampoco la percepción del fenómeno. En Río Bravo en los últimos días se han vivido situaciones difíciles de violencia que genera inseguridad. Hay temor por parte de toda la comunidad escolar. Es lamentable. La escuela no puede garantizar la seguridad fuera de ella.
A propósito, había recibido a un grupo entusiasta de seis docentes de Reynosa en un franco diálogo sobre las situaciones que están viviendo, cómo las perciben y cómo influyen en la educación de nuestras niñas, niños y adolescentes. Comenzamos con el contexto sociocultural de las familias. Me comentaron: “el papá de unas señoritas se presentaba como tal …”, entiendo que integrante de algún grupo que realiza actividades ilícitas; sin embargo, concluye: “sus hijas de puras calificaciones excelentes, niñas que ahorita van a terminar sus estudios”, otros hijos de “personas interesantes”, agrego y comenta: “no son tan excelentes; pero tienen muy buena conducta, intachable, los padres están muy al pendiente de ellos”.
Como podemos ver, poder explicar este fenómeno requiere de un análisis profundo y sobre todo, que tome en cuenta muchas variables. Sin hacer una apología del delito, no todas las personas que se involucran en estas actividades quieren que sus hijos sigan sus pasos.
¿Puede sola la escuela? No creo.
Años de exclusión con grandes diferencias entre los que tienen y los que no tienen, injusticia intolerable, falta de oportunidades, educación descuidada. Le he preguntado a algunos adolescentes sobre qué desean ser, refiriéndome a algún oficio, profesión y primero, por respeto, vienen las respuestas socialmente correctas, pero, cuando se incrementa la confianza, desean lo que no van a obtener trabajando toda la vida. ¿Qué desean? Mucho depende del contexto y de la vida que llevan al interior de sus casas; pero, mucha aspiración surge del intercambio con otros en la escuela. Desean lo rápido, algunos a su edad, están hartos de la miseria en que viven.
Normalmente, para obtener una casa digna, el ser humano pasa gran parte de su vida laboral pagándola. Mientras, va recorriendo el camino de la vida y disfrutándolo, contribuyendo; pero, eso sólo puede pensarlo una persona educada en un ambiente favorecedor o que ha tenido la influencia externa a la familia que le facilita la entrada a ambientes enriquecedores. La escuela es el lugar más importante para la educación con intención, habrá que reforzar la intención.
El máximo logro de los aprendizajes, debe relacionarse con la formación integral de la personalidad del educando. Contribuir a que afloren todas sus potencialidades. Para ello, habrá que tener a los niños y maestros en la escuela; pero, ¿cómo hacerle cuando no pueden llegar a ella porque se les impide el acceso? Nada podemos hacer.
“No podemos pedirle peras al olmo”, decía mi abuela. Maestras y maestros en su inmensa mayoría, trabajan afanosamente, a veces en un ambiente adverso, en el que no llegan muchos niños cuando pueden llegar y cuando vienen se presentan de forma intermitente. Asegurar el hecho educativo es posible cuando se cumple con las responsabilidades. Los padres tienen la obligación de enviar a sus hijos a la escuela cuando sienten que no hay riesgos para la vida, con ello, tendríamos mucho de gane. Asegurar la normalidad mínima, también es contar con que el padre, madre de familia o tutor cumpla con su obligación. Pero, ¿cómo enviarlo a la escuela cuando necesita trabajar para comer? Es difícil el análisis, podríamos recurrir interminablemente. Por otro lado, también, cuando se tienen las condiciones, hay familias que no cuidan la asistencia de sus hijos a la escuela. Hay de todo en la viña del Señor.
¿Qué sí podemos hacer en la escuela? Suponiendo que tenemos las condiciones para llegar y estamos con los niños. Todos lo sabemos: educar. No le podemos pedir peras al olmo.
*Subsecretario de Educación Básica
Secretaría de Educación de Tamaulipas
julio.pimienta@tamaulipas.gob.mx




