CIUDAD VICTORIA, Tamaulipas.- Ganar la batalla contra el cáncer merece un reconocimiento y un motivo para exaltar, por ello, el hospital del Centro Oncológico de Victoria, instaló ‘la campana de la victoria’.
La iniciativa surgió para dar un refuerzo positivo a aquellas personas que después de años de luchar contra la enfermedad son dado de alta para regresar a su vida lejos del cáncer, dijo Luis Gerardo Vázquez Torres encargado de psicoongología.
“Porque es catastrofista la idea de la enfermedad, por lo que se tiene que ver las cosas positivas que sucede cuando se da de alta a las personas” Esta idea no es original del hospital, tiene años llevándose en otros de Estados Unidos, pero nunca se había realizado en Tamaulipas.
Debido al éxito del programa dijo que buscan implementarlo en otros hospitales, ya que, además de otras creencias, se piensa que el sonido de la campana aleja malos espíritus, por lo que su sonido además de ser positivo trae buena suerte.
El ritual consiste en dar una sorpresa a aquel paciente que es dado de alta al entregarle un diploma donde se reseña los años de lucha contra la enfermedad.
También se invita a tocar la campana, instalada en uno de los pasillos principales del hospital.
Una vez que suena la campana, todo el personal de la clínica sale de sus oficinas y consultorios para aplaudir y expresar palabras de felicitación.
“Sirve para levantar estadística de pacientes que se dan de alta en todo el año, hasta ahorita van cinco y existen unos que estamos esperando que realicen sus estudios. A veces no se da de alta aquí porque viene de otros lados, pero a quienes se atiende en el centro oncológico se les toca la campana”.
“Vencí al cáncer con ayuda de Dios y de mi familia”
“La mayoría de las personas tienen una idea equivocada del cáncer’; escuchan esa palabra y piensan inmediatamente en la muerte, pero no es así; es una gran mentira”.
Platica así, Alma San Juana Flores Costilla, quien por cinco años luchó contra la enfermedad y la venció.
Ayer Alma tocó la “campana de la victoria” y relató el difícil camino que tuvo que andar para librarse de la enfermedad.
“Fueron 16 quimioterapias, 30 radiaciones a las que fui sometida. Mi brazo fuerte, fueron Dios y mi familia, nunca la dejaron sola y me apoyaron, aun cuando tenía que viajar ocho horas cada semana para recibir el tratamiento”, recuerda emotiva.
“Muchas veces pensamos que es el fin, pero no es cierto. Tenemos mucho por hacer hay esperanza, y se puede lograr la victoria con mucha paciencia. No hay que perder la fe, se debe caminar este camino de la manos de Dios y de la familia”.
A los 35 años le diagnosticaron cáncer de mama, lamentablemente con un grado avanzado, por lo que tuvo que ser intervenida quirúrgicamente para remover parte del mal. Por ello cada semana se trasladaba de Río Bravo de donde es originaria, para venir a consulta.
“Le decía a mis hijos, los veo en la orilla, al final, no se me desesperen; de hecho ahora mi hijo me dice, ya de 20 años. Que le cumplí y le eché ganas”.
Alma aconseja a aquellas personas que son diagnosticadas o están tratamiento; no perder la fe y seguir luchando ya que esto es importante para vencer a la enfermedad.
“Lo que sigue para mí, es seguir adelante, luchando en otros aspectos en el trabajo ya que soy operadora en una maquiladora”, dice orgullosa.
