Poeta de intrincado verso, contiguo al mar y el verde acariciado del trópico de linderos veracruzanos y potosinos de su añorado Tampico. Poeta intercalado con la crítica, la música y el periodismo cultural, Juan Jesús Aguilar es un poeta incrustado en la historia de la Literatura en Tamaulipas, en el tomo tres, que viera luz en la imprenta universitaria con el sello editorial del Instituto de Investigaciones Históricas de la UAT a la férula y de Juan Fidel Zorrilla y al calce de nuestro guía literario, el padre Carlos González Salas, tampiqueño universal.
Aguilar León contrastante, mutante del lenguaje, poeta musical de la combinatoria de los actos estéticos contemporáneos, falleció ayer, de la misma edad que yo, edad en la que jugamos carreras contra esa temporalidad de la vida.
Contradictorio, que no perdió ironía, burlón que no perdió cortesía, Juan Jesús Aguilar fue un poeta de tempestades, que cultivó vientos de sabia poesía. Escritor de música, guionista, trovador y enamorado, promovió el gusto por la lectura y alentó a las voces jóvenes.
En su momento tuvimos diferencias y hasta instantes de refriega.
En nuestros respectivos suplementos: “Maratín” del periódico El Diario de Victoria y Trópico de Cáncer del periódico el Mercurio.
Tal vez lo más sonado, mi denuncia de plagio de un texto de mi autoría por parte de Aguilar León, que hice público. Que nos alejó por mucho tiempo hasta volver a calar la vieja y venturosa amistad.
Aprecio su trabajo, lo recordamos en paz. Un poeta de raigambre, de su “Libreta de Dos Manos”, que tuve el honor de prologar.