O sea los “diputados chiquitos dentro de un ayuntamiento” tienen bien definidas sus funciones y obligaciones civiles; sin embargo no observamos uno solo que cumpla con sus cometidos como Dios y la sagrada constitución lo ordenan, por el contrario ni se paran por las oficinas y dependencias a su cargo por lo que pregunto ¿pues para qué fueron electos?.
Pero además resulta que ni los directores, jefes de áreas y supervisores se paran por sus oficinas, razón por la cual nos comentaba un ciudadano haber acudido en día y hora hábil a tratar un asunto oficial encontrándose que al no haber alguien que lo ayudara u orientara cómo arreglar el asunto que lo llevaba a la esquina del poder, se regresó a su casa donde según su esposa le preguntó que cómo le había ido, respondiéndole simple y sencillamente MAL.
¿Por qué mal?
Quiso saber la dueña de sus raquíticas quincenas.
Pues no encontré a nadie que pudiera atenderme u orientarme a resolver el asunto que llevaba, respondió el molesto ciudadano.
¿Y ahora qué vas a hacer?
Pues a esperar, no queda de otra.
Por supuesto que esta inesperada conversación se dio en un municipio de los llamados “chicos ” del centro de Tamaulipas, aclarando que no se trata del pueblo de mis mayores para que después no me salgan con que a Chuchita la bolsearon.
¿Su nombre?
Después se los digo ya que quedamos en regresar.
Eureka, la siguiente noticia es de las buenas.
¡¡¡¡¡ Ya llovió raza !!!!!
Ayer por la tarde Dios comenzó a llorar y soltó sus lágrimas sobre Llera de tal forma que de puro gusto me puse mi calzón de baño y me salí al patio donde me mojé a más no poder.
El agua estaba fría pero bien rete buena, con decirles que los árboles de aguacate principiaron a gritar de felicidad pues tenían meses que sus hojas no se bañaban y ayer no quisieron dejar pasar ese inesperado momento que los dejó listos para irse a bailar a la plaza de mi pueblo.
En fin que chulada de maíz pinto, diría don Jesús Sepúlveda allá por los años setenta del siglo pasado.
Pa” su mecha, fíjese usted que en el pueblo de mis mayores hay un zancudal de los mil demonios y no vemos alguna autoridad o institución de salud que se anime a rociar las casas y solares del pueblo de mis mayores con químicos propios para combatirlos, por el contrario, los tratan a todo dar que hasta una pista de aterrizaje les quieren construir con sus respectivos depósitos con sangre para que no tengan dificultad alguna para alimentarse y cargar motores.
En fin cada pueblo tiene sus gustos y costumbres; el nuestro es vivir rodeados de zancudos y jejenes que es un contento.
No quiero despedirme sin antes recordar que a los pueblos como Llera les falta un servicio de transporte urbano, pues oiga usted los centros escolares y comerciales se encuentran ubicados muy retirados uno del otro complicándose la situación para maestros, alumnos y jefes de familia, principalmente los días de lluvia y bastante sol.
¿Qué no habrá forma de solucionar este problema?
¡¡¡¡¡ Digo nada más de pura curiosidad!!!!!
HASTA MAÑANA Y BUENA SUERTE